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Recurrentes en niños, falta de atención y maltrato psicológico 

Existen múltiples maneras de maltratar a un pequeño. No solamente a través del daño físico se puede infligir perjuicio a un menor: la falta de atención y el maltrato psicológico también constituyen formas de violencia. Por ello, debe involucrarse a los padres y personas a cargo de su cuidado en el respeto de sus garantías, reconocidas en la Constitución y en diversos instrumentos legales internacionales.

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ETAPAS DE DESARROLLO HUMANO 1-3

ETAPAS DE DESARROLLO HUMANO

ERIK ERIKSON

ETAPA 1-3


Por Fernando Arrieta L.

Dentro de su libro infancia y sociedad Erik Erikson aborda de manera general una de las principales líneas de su teoría de la personalidad. Este autor, introduce el término de etapas del hombre para mencionar las etapas a través de las cuales el individuo va conformando su personalidad y va consiguiendo paulatinamente su desarrollo PSICOSOCIAL, nombre que titula su teoría. Partiendo de la premisa de que la personalidad es un constructo que se conforma desde el nacimiento hasta los últimos años de vida, nos otorga la interpretación de las etapas del hombre manejadas como dicotomías en las que se presenta un sentido entre normalidad vs anormalidad. O mejor dicho, entre la posibilidad de un desarrollo emocional y por ende personal óptimo, y el estancamiento en ciertas etapas que impediría el desarrollo. En este sentido como en muchas de las teorías que son conformadas por etapas de desarrollo, el detrimento de una de las etapas merma directamente a la siguiente, y conforma un efecto acumulativo en la que los conflictos no resueltos en tal o cual etapa, provocan conflictos difíciles de resolver en etapas futuras.
Las etapas de las que Erickson escribe, son como ya se menciono manejadas bajo dicotomías y están conformadas como sigue:
Primera ETAPA. Confianza vs. Desconfianza (8 meses- 1 ½ años)
Es la diferencia marcada entre la recepción de atención y la satisfacción de las necesidades primarias del bebe, que generan entre otras cosas un sentido de bienestar y saberse amado, que contribuye a que “confíe” en sus padres como sus figuras protectoras y afectivas primarias, por lo mismo el niño es capaz luego de desarrollar confianza en otras personas y luego, o mientras tanto, en si mismo. Lo cual prepara el terreno para la siguiente etapa en la que se comienza a dar la independencia. Es evidente que cuando dichos cuidados y afectos faltan, el niño no crea dicha confianza ni en sus padres, ni en el, ni en otras personas.
Segunda ETAPA. Autonomía vs. Vergüenza (1 ½ años- 3 años)
Esta etapa se refiere a la etapa temprana infantil. En ella si el niño ha recibido y formulado la confianza debida, consigue adquirir control de sí mismo, así como la capacidad de referencia de necesidades primarias (expresarlas). En este sentido tanto el autocontrol, la autonomía previa en la que se consigue cierta independencia e iniciativa y la expresión primitiva de necesidades, son tomadas idealmente por el niño con “orgullo” y sin vergüenza. En esta etapa son frecuentes las rabietas y los berrinches encaminados a marcar los principios de su voluntad, lo que quiere y no quiere hacer. Cuando el niño no ha formulado la confianza de la primera etapa, o no se le es permitido conseguir autonomía, y se le somete a avergonzarse de su autonomía y autocontrol, se frustra y desarrolla un carácter invalido en cuanto a voluntad y autonomía propias.
Tercera ETAPA Iniciativa vs. Culpabilidad (3 años- 6 años)
El autor llama esta etapa “la edad del juego”. En esta etapa, de nuevo reforzado por las dos etapas anteriores, el niño comienza a aprender a compartir, es capaz de desarrollar su creatividad y su fantasía. Dicho de otro modo adquiera autonomía de pensamiento y da rienda suelta a su iniciativa. Incluso mediante la confianza, ha aprendido a seguir reglas, y es capaz de conformarse como líder en los juegos, lo que le da la oportunidad de poner en juego su iniciativa y autonomía. Sin embargo, desde un punto de vista conflictivo si el niño esta “avergonzado” o es “desconfiado”, se siente culpable y se vuelve temeroso e incapaz de tomar la iniciativa, de ser participativo y termina creando cierta dependencia hacia sus padres o hacia figuras que planteen por él la creatividad natural en los juegos infantiles.





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SEXUALIDAD EN LA NECESIDAD NEURÓTICA DE AFECTO

EL PAPEL DE LA SEXUALIDAD EN LA NECESIDAD NEURÓTICA DE AFECTO
Por Fernando Arrieta L.

 

Dentro de lo que podemos hablar que aporta la autora en este sentido, cabe resaltar la diferencia básica que plantea entre la importancia que Freud le da a la sexualidad en cuanto a motor que impulsa la búsqueda de afecto patológico, y la que de verdad tiene.
Principalmente la autora nos plantea que no se puede asegurar que en todas las ocasiones sea una libido insatisfecha la que alimente la necesidad de afecto en el neurótico, y viceversa, no siempre que se presente en un neurótico la búsqueda patológica de afecto esta se verá desligada por completo de la libido sexual, o más específicamente de la satisfacción o insatisfacción de la misma. Dicho de otro modo lo que nos proporciona la autora es la capacidad de discernir cuando está presente un componente libidinal en la necesidad neurótica que provoca la búsqueda de afecto, y cuando es esta misma necesidad la que provoca un componente hipo o hipersexual; y de hecho, a saber, cuando se presenta la necesidad neurótica de afecto sin ningún componente relacionado a la sexualidad, y cuando, en términos normales se ha de presentar la sexualidad individual desligada de cualquier atisbo de conducta neurótica por parte del sujeto.
Según el mecanismo dinámico de la neurosis que nos plantea el libro, puede la angustia generar la suficiente hostilidad como para que o el sujeto tienda a conseguir a través de la sexualidad el planteamiento de sus relaciones personales y tal vez, conseguir cariño. O puede la realidad sexual, o la dinámica de su sexualidad, provocar suficiente angustia como para generar en la persona la hostilidad necesaria para sentirse “necesitado” de afecto, y ya sea reforzar esta búsqueda con su sexualidad o creer que es a través de ella que busca el afecto.
Finalmente y me parece que un punto importante sería resaltar el hecho de que sin importar el orden, si es la búsqueda neurótica de afecto la que genera las características de comportamiento sexual, o si es el comportamiento sexual y sus cualidades las que generan y plantean el panorama para crear una necesidad patológica de afecto; lo trascendente es identificar la presencia o ausencia de conductas neuróticas ligadas cercana o distantemente a la conducta sexual.
También cabe destacar que los elementos neuróticos pueden verse reflejados en conductas que le den al terapeuta indicios para la designación de la presencia o no de características neuróticas en la conducta sexual del sujeto. La presencia de fantasías o comentarios más o menos erotizados dentro de la terapia podrían estar relacionados al despertar de la necesidad de afecto que se reclama al terapeuta por parte del paciente, nuevamente cabria identificar un componente neurótico en, por ejemplo, un deseo sexual reflejado en los sueños por parte de un paciente hacia su terapeuta del mismo sexo, sin confundirlo con tendencias identificadas homosexuales.
Por último, la autora nos habla  de tres grupos de individuos, en el primero de ellos, las personas que lo conforman se sienten inseguras, desprotegidas y descentradas cuando no tienen relaciones eróticas y no ven cercana la posibilidad de tenerlas. En el segundo, las personas son mas inhibidas y de verdad poseen escasas relaciones, pero tienen la necesidad de irradiar una atmosfera de intenso erotismo entre ellos y los demás como una defensa. Y finalmente el tercer grupo conformado por individuos en los que se presentan inhibiciones sexuales, pero que compensan con una enorme excitación sexual y compulsiones ligadas a generalizar en las demás personas los focos de su deseo sexual.





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