CONTRA LA VIOLENCIA HACIA LA MUJER

 

 

DIA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA HACIA LA MUJER
Compartimos con uds. esta información, que esperamos sea de ayuda. La problematica es más compleja, pero la información de parte de quien vive la violencia, y por qué no, de quien la ejerce, es la mejor herramienta que poseemos para poder erradicar esta práctica que merma la sociedad y la calidad de vida de sus miembros.  
CICLO DE LA VIOLENCIA.
El Ciclo de la violencia de género fue formulado por la antropóloga Leonor Walker en su libro “Las mujeres maltratadas” (1.979). Según su teoría, este ciclo comprende tres fases:
Fase 1ª. Acumulación de tensión: La tensión es el aumento de los conflictos en la pareja. El agresor se vuelve más susceptible, responde con más agresividad y hostilidad (aunque casi nunca  demuestra con violencia física) y encuentra motivos de conflictos en cada situación. La víctima trata de calmar la situación y evita hacer aquello que cree que disgusta a su pareja (pensando que podrá evitar la futura agresión). La tensión va aumentando y la irritabilidad del agresor también sin motivo comprensible para la víctima.  Esta fase se puede durar varios años.
Comportamientos comunes.
La víctima sorprendida intenta hablar con él para solucionar el problema, ver la causa, pero esto solo provoca más enfados en el hombre que la ve como excesivamente dependiente y empalagosa, para no molestarle, comienza entonces a no hacer nada, intenta no expresar su opinión porque sabe que él expresará la contraria y entonces habrá conflicto, también intenta hacer las menores cosas posibles, entra en una fase de inmovilidad, pero esto tampoco modifica nada, ya que el hombre la culpa de no hacer nada, de ser una persona anodina y aburrida.
Si la víctima se queja él lo niega todo y vuelca la culpabilidad en ella, y esa desigualdad que el hombre ha ido construyendo a lo largo de la relación es utilizada para callar a la pareja. La intenta convencer de que él tiene razón, que su percepción de la realidad de ella es equivocada, y como ya hemos dicho, la desigualdad creada permite al hombre este comportamiento.
Aquí es donde generalmente la víctima comienza dudando de su propia experiencia y se considera culpable de lo que pasa. Esto va a reforzar todavía más el comportamiento del agresor.
Él se distancia emocionalmente, la víctima se preocupa pensando que lo va a perder y que si esto ocurre será culpa de ella puesto que no ha sabido conservar su amor. La víctima incluso pide disculpas confiando en solucionar así la situación, pero el agresor siente necesidad de castigarla verbal, físicamente, o de ambas formas a la vez.
Fase 2ª. Estallido de la tensión o Explosión violenta: Es el resultado de la tensión acumulada en la 1ª Fase. Se pierde toda forma de comunicación y entendimiento, y la violencia, finalmente, explota dando lugar a la agresión. Aparecen las agresiones verbales, psicológicas, físicas, etc. Es, en esta fase, cuando se suelen denunciar las agresiones o cuando se solicita ayuda (al producirse en la víctima lo que se conoce como “crisis emergente”
Comportamientos comúnes
La víctima, que sólo intentaba salvar la relación, se ve ahora impotente y débil, la desigual balanza que se ha establecido a lo largo de los años la paraliza.
No toma represalias, todo el poder está en él, eso lo ha aprendido muy bien y la mujer entra en una “indefensión aprendida” que le impide reaccionar.

Fase 3. “Luna de miel” o Arrepentimiento: La tensión y la violencia desaparecen; el agresor se muestra arrepentido por lo que ha hecho, pide disculpas a la víctima y la colma de promesas de cambio.

Se le denomina “Luna de miel” porque el agresor vuelve a ser cariñoso y amable como al principio de la relación. A menudo, la víctima le concede otra oportunidad creyendo firmemente en sus promesas. Esta fase dificulta que la víctima ponga fin a esa relación porque, incluso sabiendo que las agresiones pueden repetirse, en este momento ve la “mejor cara” de su agresor y alimenta la esperanza de que podrá hacerle cambiar.
Comportamientos comúnes
La víctima  en esta situación se siente en éxtasis, tiene el poder y a su hombre detrás responsbilizándose y amándola. Él deja de ponerla tantas restricciones, se relaja un poco y la permite las salidas. Si bebía deja de beber, incluso puede ir a terapia.
La víctima al ver estos cambios piensa que no volverá a ocurrir, ya que equivocadamente la víctima   relaciona el maltrato (en un porcentaje muy alto) con factores externos como stress o ingestión de alcohol, problemas personales etc.  Sin pensar que generalmente él no maltrata a todo el mundo, sino sólo a ella.
La Etapa de “Luna de miel” o Arrepentimiento dará paso, nuevamente, a una nueva fase de “Acumulación de Tensión”. El ciclo (con las 3 fases) se repetirá varias veces y, poco a poco, la última fase se irá reduciendo y las agresiones serán cada vez más violentas. Tras varias repeticiones de este ciclo, la fase de “Arrepentimiento” llega a desaparecer, pasando de la “Acumulación de la tensión” al “Estallido” de manera inmediata.
Este ciclo explica cómo se produce la violencia física puesto que la psicológica no aparece de manera puntual, sino a lo largo de un proceso que pretende el sometimiento y control de la pareja.
 Una vez que ha conseguido el perdón de su víctima, se siente de nuevo seguro en la relación, ya la ha recuperado y no tiene que seguir complaciéndola, empieza de nuevo la irritabilidad y los abusos y cuando ella quiere ejercer su recién conseguido poder la castiga duramente.
Cada vez la mujer es más dependiente, cada vez tiene menos energía para luchar (Indefensión aprendida). Es el marido o pareja, y no ella, quien controla estos ciclos y el que decide cuando se acaba la Luna de Miel.
Ella empieza a darse cuenta de que haga lo que haga no puede controlar el comportamiento de su marido, los malos tratos son arbitrarios e indiscriminados. La víctima se comienza a sentir fatigada solo con energías para intentar mantenerse dentro de la relación o para que no se implique a los hijos.
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FRAGMENTOS

Fragmentos

Blog de Julene Iriarte

Les dejamos este texto. Reflexión que esperamos se sintonice con lo que a nivel nacional y más de un a vez a nivel internacional, esta ocurriendo.

LA IMPOSIBILIDAD DEL MEXICANO

Nací de una raza triste,
de un país sin unidad
ni ideal ni patriotismo;
mi optimismo
es tan solo voluntad;
obstinación en querer,
con todos mis anhelares,
un México que ha de ser
a pesar de los pesares,
y que yo ya no he de ver…

Amado Nervo, Mi México

LINK

El mexicano promedio de hoy en cifras
Nací de una raza triste,
de un país sin unidad
ni ideal ni patriotismo;
mi optimismo
es tan solo voluntad;
obstinación en querer,
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PERSONALIDAD ANTISOCIAL, PSICOPÁTICA Y SOCIOPÁTICA

 

 

PERSONALIDAD ANTISOCIAL- PSICOPÁTICA Y SOCIOPÁTICA
(Breve Revisión)
Por Arrieta López Fernando H.
Definición
Es una condición psiquiátrica caracterizada por un comportamiento crónico de manipulación, explotación o violación de los derechos de los demás y a menudo es un comportamiento criminal, siempre en contra de los estándares sociales. Por esto que, a pesar de que saben que están haciendo un mal, actúan por impulso para alcanzar lo que desean, cometiendo en muchos casos delitos graves. Es común que se confunda a la sociopatía con otras patologías de la misma clase, como podrían ser la conducta criminal, la antisocial o la psicopatía. Pero son trastornos, aunque relacionados, de diferentes características, con otros tratamientos y consecuencias.

 

Características de la conducta antisocial

 

                Por medio del marco de evidencias de las conductas patentizadas en el individuo, se puede catalogar la magnitud en la persona. Según Kazdin & Buela-Casal en su estudio, se encuentran evidencias primordiales que son de guía para poder identificar como algún trastorno clínico en la personalidad del individuo una de estas son la frecuencia e intensidad de conductas. También, en las acciones antisociales hay conductas de “baja frecuencia y alta intensidad” (Kazdin, Alan E. & Buela-Casal, Gualberto, 1994), dando a entender que el significado se determina por el alto alcance del producto de tal conducta que la frecuencia de la conducta durante el desarrollo normal en el individuo (ej.: niño). Otra de las características que se observa es la repetición, la longanimidad y magnitud de la conducta en el individuo es, según los estudios realizados por los autores mencionados, una guía para poder definir niveles de la conducta antisocial. Como ejemplo tenemos la conducta de aislamiento, esta conducta puede que no llame la atención a externos, pero su tiempo, es decir, su extensión si conlleva un alto valor. Por tanto, en estos estudios, las características presentes son combinadas con el proceso de determinación en índices clínicos de la conducta antisocial. Quiere decir (según estudios), los niños que presenten todos estos manifiestos como: gravedad en la conducta, frecuencia, y variantes, no son justificados como para algún tratamiento clínico, ya que por su desarrollo de identificación de la conducta esta en combinación con su desarrollo normal.

 

 

 

Causas, incidencia y factores de riesgo

 

                Los trastornos de personalidad son patrones de relaciones y comportamientos crónicos que interfieren con la vida de una persona durante muchos años. Para hacer un diagnóstico del trastorno de personalidad antisocial, una persona tiene que haber tenido primero un comportamiento durante la infancia que encuadre dentro del diagnóstico de un trastorno de conducta.

 

                La causa de este trastorno se desconoce, pero se cree que algunos factores genéticos y el maltrato infantil contribuyen a su desarrollo. Los individuos de padres antisociales o alcohólicos están en mayor riesgo de desarrollar esta condición. Así mismo, los hombres resultan muchísimo más afectados que las mujeres y para nadie es una sorpresa que la condición sea común en la población carcelaria. En los niños, el hecho de prender fuego y la crueldad con los animales están ligados al desarrollo de la personalidad antisocial.

 

Síntomas

 

– Una persona con trastorno de personalidad antisocial:

 

– Quebranta la ley constantemente

 

– Miente, roba y a menudo se involucra en riñas

 

– Descuida su propia seguridad y la de los demás

 

– Demuestra ausencia de culpa

 

– Tuvo en la niñez un diagnóstico de trastorno de conducta o síntomas relacionados con dicha condición

 

 

Signos «superficiales»

 

                Los individuos con trastorno de personalidad antisocial a menudo están enojados y son arrogantes, pero pueden ser capaces de mostrar sensatez y encanto superficiales. Es probable que tiendan a adular y manipular las emociones de otros y, con frecuencia, están involucrados en problemas legales y alto consumo de drogas.

 

Tratamiento.

 

                El de personalidad antisocial se considera uno de los trastornos de la personalidad más difíciles de tratar. Los individuos rara vez buscan tratamiento por su cuenta y pueden iniciar una terapia cuando los obliga la justicia. La intervención multidisciplinaria juega un papel de gran importancia en el tratamiento. Incluidas la atención médica, psiquiátrica y psicológica.

 

                Las personas con trastorno de personalidad antisocial no logran admitir que están frente a un problema que debe ser tratado (egosintonía). Es por ello que es fundamental que exista un estímulo externo que les permita aceptar dicha condición. Puede venir desde la propia familia como también desde la justicia, que le ordene un tratamiento en vistas de los problemas que le puede acarrear.

 

                Este trastorno puede agravarse, en algunos casos, especialmente cuando la persona a tratar tiene como hábito el consumo de drogas. Muchos tipos de terapia pueden colaborar a sobrellevar de mejor modo la enfermedad. La terapia grupal puede ser clave para hacer entender a la persona que puede interactuar con los demás sin necesidad de violencia o desprecio. La terapia de comportamiento cognitivo y la terapia de modificación pueden contribuir a alterar los patrones problemáticos de pensamiento que el tratado posee y a estimular los comportamientos positivos en sociedad.

 

                Dentro de la órbita psiquiátrica, los medicamentos se usan para combatir síntomas específicos, como la agresividad y la irritabilidad. Los fármacos conocidos como “antipsicóticos” han demostrado tener éxito en el tratamiento del trastorno. Si bien se presupone que el TPA es una enfermedad crónica, algunos síntomas -especialmente el comportamiento criminal- pueden ir disminuyendo con lentitud con el paso del tiempo y un tratamiento adecuado.

 

Expectativas (pronóstico).

 

                Los síntomas tienden a alcanzar su punto máximo durante los últimos años de la adolescencia y comienzos de la edad adulta. Algunas veces mejoran en edades avanzadas de sus vidas.

 

Complicaciones

 

                Entre las complicaciones se pueden mencionar encarcelamiento frecuente (reincidencia delictiva) y el abuso/dependencia frecuente del alcohol y otras drogas.

 

                La sociopatía, también conocida como trastorno de personalidad antisocial (TPA), es una patología de índole psíquico que deriva en que las personas que la padecen pierden la noción de la importancia de las normas sociales, como son las leyes y los derechos individuales. Si bien, generalmente, puede ser detectada a partir de los 18 años de edad, se estima que los síntomas y características vienen desarrollándose desde la adolescencia. Antes de los 15 años debe detectarse una sintomatología similar pero no tan acentuada, se trata del trastorno disocial de la personalidad.
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LA INMEDIATEZ (La cultura de la inmediatez)

La cultura de la inmediatez

Artículo recopilado por Cinthya Trejo Z.
Autor Irene Orce

Publicado el 27 de octubre de 2014

El tiempo es nuestro mayor tesoro. No en vano, lo que hacemos con él, en qué lo invertimos y a qué lo dedicamos define nuestra existencia. Lamentablemente, se trata de un bien limitado. De ahí que resulte tan precioso.

Y que seamos especialmente cuidadosos y selectivos en nuestro intento por aprovecharlo al máximo. Pero este afán por no perder ni un solo segundo acarrea no pocos efectos secundarios. Entre ellos, destacan la prisa y la impaciencia, dos palabras que protagonizan la vida diaria de miles de personas.

La prisa rige nuestra vida con mano de hierro. Nos impone la presión de que todo se debe hacer de una determinada manera y en un limitado marco de tiempo. Bajo su embrujo, las horas del día parecen no ser suficientes para cumplir con nuestras obligaciones laborales y nuestras responsabilidades familiares. Su único objetivo es transformar nuestra existencia en una carrera de máxima velocidad sin tregua ni fin. Al igual que un virus, resulta extremadamente contagiosa y de lo más dañina. Por si fuera poco, suele ir de la mano de la tóxica impaciencia. Un veneno que resulta letal para nuestro bienestar, nuestra capacidad de relativizar y nuestro buen humor. Bajo su influencia, perseguimos la gratificación instantánea sin tener en cuenta las repercusiones que ello puede tener sobre los demás y sobre nuestra propia vida. Cuando cedemos a sus dictados buscamos resultados inmediatos, y perdemos interés en esforzarnos para conseguir metas a largo plazo.

Ambas limitan sobremanera nuestra tolerancia a la frustración. Y nos llevan a la reactividad y a la precipitación, convirtiéndonos en esclavos de la insatisfacción, el estrés y la ansiedad. La presión y la sensación de agobio nos hacen tomar decisiones con el piloto automático, sin tiempo para planificar o prever. Al final de la jornada estamos agotados y sin una pizca deenergía. Un día más apagando fuegos con la prisa en los talones. Como consecuencia de esta cultura de la inmediatez, abocada al hacer y al tener, apenas nos queda tiempo para ser. Y esta realidad todavía se ve más acentuada debido al avance imparable de las nuevas tecnologías y la presencia de las pantallas como un nuevo elemento indispensable en nuestra vida. Cada vez estamos más enchufados a una realidad virtual en la que nuestros deseos de inmediatez se multiplican. Y lo cierto es que ya nadie pone en duda de que esta actividad frenética merma nuestra salud física y emocional. Tal vez sea el momento de cuestionar la premisa generalizada de que la prisa y la impaciencia ayudan de algún modo a obtener mejores resultados en menos tiempo.

Las ventajas de saber esperar

Lo que causa malestar es estar en el presente queriendo estar en el futuro, Eckart Tolle

Vivimos tan absorbidos por nuestros hábitos que en contadas ocasiones nos permitimos cuestionarlos. Pero lo que pone de manifiesto el aburrimiento, la impaciencia y la necesidad de tenerlo todo para antesdeayer es nuestra desconexión interna. En este contexto, el concepto esperar adquiere una connotación negativa, vinculada a momentos irritantes, de exasperación y desesperación. De ahí nuestra tendencia a huir del momento presente. Sin embargo, la espera es la que nos acompaña durante toda transición. Podemos vivirla como un tormento o tratar de gestionarla de la manera más efectiva posible. Y eso supone aprender a apreciar la oportunidad que nos brinda: dejar de vivir como víctimas de nuestros impulsos y empezar a cultivar la constancia y la paciencia.

Esta es la lección que aprendió un grupo de niños tras participar en un experimento realizado por la Universidad de Stanford, liderado por el Dr. Walter Mischel en la década de los 60 y los 70. Conocida como la prueba de los marshmallows (nubes de malvavisco), consistía en dejar a un niño solo en una habitación, sentado ante una de estas chucherías. Al pequeño se le advertía de que, si esperaba 15 minutos, podría comerse no sólo la golosina que tenía delante, sino otra más. Si no esperaba el tiempo suficiente, sólo podía degustar uno de estos dulces. Existen varias grabaciones de este estudio, que reflejan la lucha interna de los pequeños ante la certeza de una gratificación instantánea y la promesa de una gratificación mayor. Con este estudio, Mischel y su equipo definieron un marco de referencia para calificar la capacidad del ser humano de postergar la satisfacción.

Se trata de lo que el propio Mischel denominó el sistema frío y caliente, que pretende definir por qué la fuerza de voluntad triunfa o fracasa. Según Mischel, nuestra mente opera en dos frecuencias. La fría es lenta y consciente, permite el establecimiento de objetivos a largo plazo. La caliente es apasionada, instintiva y emocional, y se caracteriza por sus respuestas automáticas y rápidas ante estímulos como los mismos marshmallows, sin tener en cuenta las repercusiones a largo plazo. Cuando la fuerza de voluntad flaquea, la exposición al estímulo caliente sobrepasa al frío y conduce a las acciones impulsivas y a las consecuencias desmedidas, según afirma Mischel. Treinta años más tarde, el equipo de Mischel realizó un seguimiento de los niños que años atrás habían participado en el experimento. De esta forma, constataron que los pequeños que lograron esperar y disfrutar así de su doble premio contaban con más fuerza de voluntad y mejores recursos de gestión emocional, lo que más adelante les ayudaría a vivir una vida más plena y satisfactoria.

Si bien hay caracteres más proclives a operar en una frecuencia fría o en una caliente, la fuerza de voluntad es un músculo que se puede entrenar. Es lo que nos permite romper nuestros hábitos y ganar en perspectiva. Si a lo largo de nuestra vida siempre escogiéramos el marshmallow, que sirve como ejemplo de todo aquello accesible, cómodo, fácil y seguro, nos perderíamos la oportunidad de obtener una recompensa mucho mayor. La satisfacción profunda y auténtica que nace del esfuerzo, la constancia y la consecución de nuestras metas, sueños y objetivos a largo plazo. Pero la tentación de la golosina a veces resulta irresistible, y una vez nos vemos atrapados por la inercia de la prisa y la impaciencia resulta muy difícil escapar. Y en el proceso, nos perdemos muchísimas cosas. Es como ir de excursión a la montaña y mantener los ojos siempre fijos en la tierra del camino. Llegaremos a nuestro destino, pero no habremos disfrutado de la belleza del paisaje durante el trayecto. A menudo olvidamos que la espera puede resultar dulce, y cuenta con su propio paquete de beneficios. Incluso logra hacernos valorar más cuando llega el momento deseado.

El arte de la paciencia

Si he hecho descubrimientos valiosos ha sido por tener más paciencia que cualquier otro talento, Isaac Newton

Al no dedicarnos tiempo a nosotros mismos, no nos damos la oportunidad de asumir y asentar la gran cantidad de experiencias que acumulamos cada día. Romper este círculo vicioso pasa por cuestionar nuestra necesidad de tenerlo todo cuanto antes, y en abarcar el máximo de actividades posibles en el mínimo espacio de tiempo. Tal vez nos ayude preguntarnos: ¿Qué le falta a este momento para que sea completo? Y ¿De qué sirve correr más rápido si estamos en la carretera equivocada? Si nuestro objetivo último es no perder el tiempo, ¿qué ganamos dedicándolo a quejarnos por lo lento que va todo, o a verbalizar nuestro malestar a diestro y siniestro? Date prisa, que llegamos tarde. Lo necesito para ahora mismo. No soporto que me hagan esperar”… Lo cierto es que la prisa y la impaciencia no sirven para nada. Las cosas van a seguir yendo a su ritmo, por más que tratemos de que se adapten a nuestro exigente guión, marcado por la cultura de la inmediatez.

De ahí la importancia de cultivar el arte perdido de la paciencia. Cada vez que nos sentimos impacientes, ocasionándonos malestar, estamos dando por hecho que nuestra felicidad no se encuentra en este preciso momento. Esta sensación actúa como un indicador que nos avisa de que no estamos a gusto con nosotros mismos. Si lo estuviéramos, no tendríamos ningunaprisa en que cualquier otra persona, cosa o situación avanzara a una velocidad mayor de la que lo está haciendo. Seríamos conscientes de que esa actitud no sirve para acelerar el ritmo de lo que nos sucede. Eso sí, adoptar esta actitud más constructiva es necesario que nos recordemos de vez en cuando que todos los procesos que conforman nuestra vida tienen su particular tempo. Y que todo lo que necesitamos para ser felices se encuentra en este preciso instante y en este preciso lugar.





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HABITUACIÓN A LA VIOLENCIA

Por Fernando Arrieta L.
No es nuevo para nosotros que en un grado ascendente la violencia ha ido abarcando más áreas de nuestra vida cotidiana. La violencia de género y la inseguridad han sido temas centrales en la vida del ser humano comúnmente, y vivir en México e incluso ser ciudadano mexicano desafortunadamente determina coexistir con esta realidad.

 

Pero hoy en día la influencia de la violencia, la vivencia y los alcances de la misma han llegado a ser algo generalizado y si bien los tintes aun no llegan a la normalidad estadística, lo común de los incidentes lo convierte en un problema social.

 

Son muchos los aspectos que aquí influyen además de las costumbres arraigadas, entre ellos los medios de comunicación. El internet es una puerta abierta a la información a través de la cual se vislumbran desde crímenes atroces y deleznables, hasta posturas políticas socialmente aceptadas que no por eso dejan de ser violentas. Y es curioso que sea justo este medio, el que gracias a la libre expresión permita deliberar y dar paso a las ideas, a las opiniones que por contrarias, en ocasiones suelen terminar siendo contradictorias. El odio con que se rechaza el odio. Pareciera ser un eslabón perdido en la cadena de incidencias de una especie que se ataca y se agrede a sí misma.

Por otro lado tenemos los noticieros, los periódicos de nota roja, los programas radiofónicos que mutilan la verdad más que informar, que aportan elementos y no argumentos, que intentan armar una escena del crimen digna de algún programa de TV. No se trata de que se oculte la información. Pero en ocasiones es innecesario ver la decapitación de un ciudadano extranjero para entender que aquel otro ciudadano oriundo, quien sujeta el arma, ha intentado defenderse de la manera más precaria y primitiva pero posible. Con violencia.

 

¿Y si uno apaga la Televisión, o no da clic en el link que “presume” el video aquel? Entonces se resuelve el conflicto. Falso. Porque la violencia se ha arraigado en nuestra vida como una plaga se abraza a un sembradío. En el transporte público al ir a la escuela o el trabajo, a través del bullying o el abuso laboral, con las miradas de crítica por nuestra apariencia, vestimenta, estilo de vida o preferencias sexuales, religiosas o políticas. Con las llamadas para presionar pagos de deudas bancarias, con las llamadas de extorsión. La violencia que sufren las mujeres y hombres con sus parejas, amigos, con quien les renta o les presta, con sus jefes, con sus colegas. Con aquel compatriota que navega con la bandera de la “Ley de Herodes”.

 

La violencia no nos ha consumido. Nosotros la estamos consumiendo. 

 

¿Por qué? Quien quiera es consciente de lo que acabo de escribir, no es nuevo, es secreto a voces. Pero cuando llega el momento de evitarla, de hacer algo al respecto, caemos victimas de ella. Cuando lo consciente debería imperar, cuando la voluntad de hacer lo contrario debería imponerse, caemos en el condicionamiento del que hemos sido objeto durante décadas. 

 

Habituación.

 

Es el fenómeno psicológico a través del cual un organismo es capaz de aumentar el umbral de percepción de un estímulo cuando este se le administra gradualmente. Llegando a necesitar más cantidad de dicho estímulo para ejercer una respuesta condicionada. Sin embargo se llega incluso al punto en que el organismo deja de percibir por completo el estímulo. 

 

Basta con abordar este tema en la problemática de la violencia de pareja.

 

“La habituación a la violencia hace que la mujer no perciba conductas violentas como agresiones, sino como parte natural de la relación de pareja. Primeras peleas, pequeños desacuerdos o conflictos en intereses, tiempos o proyectos. En este periodo de habituación, las mujeres se van adaptando (habituando) a una violencia un poco más intensa cada vez, van perdiendo (si alguna vez tuvieron) redes de apoyo familiares, de amistad, acceso a los recursos económicos y a la documentación necesaria para su independencia y autoprotección. Cuando la mujer llega a darse cuenta de su situación ya está experimentando las secuelas de la violencia (falta de autoestima, sentimiento de impotencia, dificultad para planificar adecuadamente, desesperanza, miedo, ansiedad…) lo que puede suponer un bloqueo o incapacidad para romper con este ciclo.” (Artículo de la Pág. Muchas Vidas Psicología.)

 

O bien en los antecedentes que se manejan como explicación del acoso escolar.

 

“Milagros Figueroa señala que resulta difícil especificar las causas de estos comportamientos. Precisa que algunas teorías psicológicas indican que un hostigador es una persona que nació y ha crecido en un ambiente violento, donde aprende que cuando quiere algo tiene que tomarlo o pelear por él. Esta habituación en el ámbito familiar va a ser internalizada por el individuo, de manera que cuando sale a otros ambientes y quiere algo, repetirá ese comportamiento.” (Revista ¿Cómo ves? UNAM.)

 

Como conclusión, si bien el ser humano tiene en su historial evolutivo la violencia y la agresión. Los alcances que se han tenido de esta “nueva violencia” parecen cegarnos con su magnitud. No es que no nos demos cuenta, es que no reaccionamos ante ella. Nos hemos habituado.

 

Esto no empezó de golpe, la reacción sería más enérgica de parte de todos y podríamos erradicarla desde los confines más propios para empezar. Comenzó de a poco, como un virus, con notas aquí y allá, con periódicos acercando cada vez más a la portada la imagen ensangrentada, con comportamientos que rebasan el “llevarse pesado” de la escuela, que ya radican en conflictos con los derechos humanos básicos. Con la impunidad que reina en las redes sociales y que se confunde con libertad de expresión y con la impunidad que reina en las relaciones interpersonales y que se confunde con amor, afecto o liderazgo según sea el caso.

 

Para muestra un ejemplo. Hacia la década de los 90´s Daniel Arizmendi “El Mochaorejas” abarcaba titulares en México y espacios televisivos por su modus operandi, ya para esos años el secuestro era algo bastante común, sin embargo, desato especial interés la violencia con la que actuaba. LINK
Quien lo recuerde, aquella sentencia de casi 400 años parecía corta una vez que lo detuvieron para tan atroces crímenes. Hoy por hoy, asesinos y secuestradores así, los hay por montones, muchos de ellos también salen en los titulares pero no son necesariamente perseguidos por sus crímenes. Hoy por hoy, el secuestro es lo de menos, y alguien que “mochara orejas” ya no nos sorprendería, cuando lo que se coarta son vidas enteras y las de los familiares y allegados.

 

Que si el gobierno lo permite y el sistema de justicia es corrupto y negligente. Claro, lo favorece. Pero solo hace falta leer nuestros mensajes de texto, nuestros tuits, salir a la calle, a la tienda, a la escuela, para ver que poco a poco, como pequeñas gotas de lluvia, la violencia ha caído sobre nosotros, hasta convertirse en una tormenta casi sin darnos cuenta. La protesta es infértil en ocasiones, la indignación no basta. Ocurre como en la habituación a la violencia de género, consecuencia de las dosis medidas de violencia gradualmente creciente. Porque hemos hecho de la violencia una forma de vida, un estilo de vida al que nos hemos acostumbrado, que ya no percibimos en su justa magnitud y nos vuelve simples espectadores mientras nos llega el agua al cuello. Antes de que quedemos sin oportunidad de defendernos. 





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LÍMITES EN LA CRIANZA Y LA EDUCACIÓN.

La importancia de establecer límites en la crianza y la educación. 
Por Cinthya H. Trejo

A veces se vuelve un poco complejo educar a un hijo, pero es posible hacerlo. Como padres la idea en cuanto a todo lo que a sus hijos se refiere es hacer lo mejor para ellos y la eduacion es parte fundamental de esto. Establecer normas y límites a corta edad sera mas sencillo ya que aprendera que es lo comun y esto ayudará a evitar mayores problemas en el futuro de padres e hijos.
Comenzemos por recordar que los límites son no solo necesarios sino imprescindibles en la vida de todo niño, ya que es a través de las normas de comportamiento como ellos van moldeando de forma adecuada sus actitudes y finalmente, su personalidad.
Por ello es ideal conocer formas adecuadas de poner límites, pues estos son muy diferentes de la agresión. Los limites le dicen al niño hasta donde es posible o adecuado llegar en algun comportamiento, por ello aunque en ocasiones los padres siente culpa o angustia al poner limites firmes a sus hijos, ya que no quieren parecer autoritarios, es basico siempre recordar que estos son importantes ya que tambien ayudan al niño a sentirse seguro y protegido.
Si los padres siempre corresponden a lo que el niño está solicitando por ejemplo cuando hace berrinche, continuará haciendolo pues sabe que va a obtener una ganancia con esto, llamando la atención de sus padres y conseguiendo lo que desean de manera negativa. Cada niño debe aprender a tolerar la frustración y comprender los tiempos de espera con la ayuda de sus padres.
Al poner límites desde pequeños los padres mas alla de mostrarse autoritarios lo que hacen como efecto de esto es proteger al niño de muchos de los riesgos de la vida actual, como las adicciones o los comportamientos delictivos, puesto que se les enseña a cumplir normas, un orden y un respeto, siempre desde el afecto y la congruencia.
Los límites les enseñan a organizarse y a tener buenos hábitos que serán un valor para toda su vida. Es importante que asimilen las normas de convivencia y de relación social, pues esto fomentará que en la vida adulta puedan vivir de la mejor manera posible y sepan responder de forma satisfactoria a las distintas situaciones que se les presenten.
Los niños necesitan ser guiados asertivamente, con cariño y comprensión. Padres muy autoritarios o demasiados permisivos fomentan que el niño llegue a tener una pobre autoestima o comunicación con sus iguales o adultos.
Los padres autoritarios, dictadores, son los que imponen y no respetan las necesidades del los niños, provocando que el niño no confié en si mismo, dependencia, lesionando su autoestima. Con padres permisivos los niños tienden a concentrarse en sí mismo no respetando a los demás, lo único que espera es que se cumplan sus deseos y caprichos, no generan responsabilidad ni autodisciplina causando rechazo hacia las demás personas.
Al poner limites es bueno tomar en cuenta lo siguiente:
La seguridad y firmeza de los padres es muy importante habla y explicate de manera segura.
La coherencia y la constancia a la hora de poner limites y llevar a cabo las consecuencias es básico para que el niño no se confunda. Si tus hijos perciben que el límite sólo se establece a veces, no van a cumplirlo porque no lo verán como una regla sino como una opción y no lo tomaran enserio.
Dar ordenes claras, simples y una orden a la vez.
Establece límites adecuados a su edad.
Explícale a tu hijo cuáles son las reglas y las consecuencias que seguirán si no las tiene en cuenta.
Las consecuencias naturales generadas por sus actos, se dan como una situacion de causa-efecto, explica a tu hijo que la consecuencia es algo que ocurre y seguirá ocurriendo cuando no cumple con el limite acordado. 
Es importante no temer a poner consecuencias es decir implementar lo que comunmente se llama «castigo», que sin embargo no es mas que implementar un estimulo aversivo para que no repitan la conducta negativa, esta consecuencia será impuesta por los padres solo cuando exista un limite que no sea respetado por el niño.
Es importante destacar que esta consecuencia será generada por los  padres y debe ser algo aversivo pero no agresivo. El limite y la consecuencia deben de ser adecuados, firmes pero basados en un respeto hacia el niño.





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Analisis. Donde viven los monstruos (Película)

DONDE VIVEN LOS MONSTRUOS

Arrieta López Fernando Humberto
La película nos permite adentrarnos en el mundo de los monstruos, un mundo que todos tenemos en el que todos y cada uno de nosotros termina alojando sus más primitivas pulsiones. En este caso Max, un niño quien no ha superado la falta de su padre y el papel inestable que juega en su familia, un niño afrontado a la edad y que aun intenta conservar a su madre, con esa necesidad omnipotente de atención y de cuidados que incluso son relegados hacia su hermana mayor. Es precisamente al fallar en estos cuando tanto la hermana como su mama se convierten en factores malos, factores que no le aseguran cumplir sus necesidades y que al “vivir solo para el” según su propia percepción, cuando no cumplen ese papel deben ser destruidas. Así es como en un primer momento vemos que destruye el vínculo afectivo con su hermana al romper el regalo que él le dio, y posteriormente como destruye a su mama, frustrándola como él mismo se ha frustrado y termina por atacarla literalmente, mordiéndola.
Es en este momento en la posición esquizoparanoide cuando huye, huye por no afrontar las consecuencias de haber destruido a su objeto malo, sin importar si se lo busco o no, lo ha destruido y debe huir de las consecuencias, y del peligro que le sigue representando la falta de respuesta de sus necesidades.
Finalmente, llega a aquel lugar, alejado, mágico e individual, al que todos terminamos llegando y al que muchas veces se nos olvida volver incluso cuando es necesario. Una isla donde poder confrontarse con sus monstruos individuales. Ahí, él es el rey, ahí el de verdad es omnipotente pero termina por darse cuenta, al ser confrontado que su poder se limita a él, y que aun siendo suyo no es total. No todos lo harán feliz, ni harán lo que él diga, y de hecho ni siquiera el podrá hacer felices a todos ni hacer lo que todos dicen.
En esa isla, con esos monstruos se da cuenta de cómo incluso, el ser negativo es malo y bueno, cuando conoce a Judith, no puede terminar de quererla como a los demás, simplemente la acepta como parte de la isla. Todo lo contrario de cuando conoce a Carol, con quien se identifica y con quien desarrolla un cariño especial, es como él, intolerante a la frustración, siempre deseando que se cumpla su voluntad. Incluso los demás monstruos, el temeroso, el tímido y lastimado y el aislado y deprimido, le permiten al observarlos con detenimiento, darse cuenta de que no son todos malos, ni todos buenos. KW, termina demostrándole que puede ser mala (cuando deja a la tribu) y buena y protectora (cuando lo defiende incluso de Carol).
 Cuando termina confrontado por la realidad de la personalidad de Carol, pasa a la posición depresiva, dándose cuenta de que no todo es malo ni bueno sino que hay matices, y que Carol también puede ser malo.
A fin de cuentas, la posición depresiva es solo un leve momento, ya que consigue integrar todo rápidamente y darse cuenta de que de verdad quiere regresar con su mamá, y de que no está molesto con Carol ni podrá hacer nada por el más que demostrarle que le importa. Así al final, Judith la negativa hace un comentario positivo “eres el primero al que no nos comemos”, el miedoso al que no le hacen caso se hace notar diciendo lo que siente, e incluso el aislado y triste, habla y se despide, y al final, aunque lo hizo enojar Carol regresa a despedirse aunque sea de lejos. Así, cuando regresa a casa, Max se da cuenta de que su mamá, a quien lastimo estuvo preocupada por él, y que siempre lo protegerá, aunque no siempre este cien por ciento para él.
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TRASTORNOS PSIQUIÁTRICOS EN ADOLESCENTES

Actual generación de adolescentes, con mayor prevalencia en trastornos psiquiátricos

Los primeros hallazgos comparativos de la Encuesta de Salud Mental Adolescente que se realizó en el Distrito Federal y área conurbada “sugieren” que la generación actual de adolescentes tiene una mayor prevalencia de trastornos psiquiátricos que las generaciones anteriores en esta etapa de desarrollo.

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Bullying y Educación

Bullying impide el proceso de enseñanza: OCDE

Los resultados del Estudio Internacional sobre la Enseñanza y el Aprendizaje, TALIS por sus siglas en inglés, revelan que las condiciones de violencia y las agresiones entre estudiantes impiden el proceso de enseñanza por lo menos una vez a la semana en escuelas secundarias del país, mientras que al menos 10 por ciento de los maestros de ese nivel educativo indican que se presentan estos factores de agresión. 

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