Personalidad y enfermedad

 

Personalidad y enfermedad

Recopilación Equipo CAPAS

La Personalidad (conjunto de características físicas y mentales que hacen a un indivíduo único, y que se manifiesta en la conducta) tiene una influencia determinante en el estado de salud, en la medida en que engloba el temperamento (conjunto de rasgos motivacionales y afectivos determinados genética o congénitamente), el estilo perceptivo y cognitivo, y las vivencias emocionales.
En realidad, desde una perspectiva global del ser humano, es mucho más adecuado centrarse en la idea de enfermo que de enfermedad. Mientras que las enfermedades son entidades más o menos abstractas, un enfermo es una persona que tiene (o supone que tiene) un determinado trastorno físico (o mental), respecto al que tiene una mayor o menor «responsabilidad».
En la inmensa mayoría de los casos (exceptuando trastornos genéticos o congénitos), una enfermedad no se «declara» porque sí, no nos sobreviene como una desgracia sin sentido producto de la «fatalidad». La enfermedad tiene un sentido, un significado, una razón de ser, su presencia es coherente con la biografía y personalidad del que la desarrolla.
Somos responsables de nuestra Salud, y nuestra Salud se va conformando en el día a día, con lo que pensamos, sentimos y hacemos.
Desde el año 1959, se vienen desarrollando estudios que tratan de demostrar la relación de diversas enfermedades con distintos tipos de personalidad:

Personalidad tipo A (Friedman y Rosenman, 1959)
Personalidad tipo B (Friedman y Rosenman, 1959)
Personalidad tipo C (Morris y Greer, 1980)
Personalidad tipo D (Denollet y Brutsaert, 1997/8)


 

Personalidad tipo A

Agresivo
Es irascible, hostil, tenso, irritable, la situación más nimia puede provocar en él una agresividad exagerada, que generalmente se expresa en conductas como desvirtuar el éxito de los demás, quitarle valor al trabajo de otros, desacreditar sus ideas, o negarles atención o ayuda. También se pueden dar casos de violencia física.
Es problemático, dominante, autoritario, tiende a ocultar sus propias deficiencias culpando o descalificando a otras personas.
Hiperactivo
Es enérgico, impulsivo, hace muchas cosas en poco tiempo, y, si es necesario, más de una actividad a la vez, su tono de voz es alto.
Es apresurado, siempre tiene prisa, lo hace todo rápido (habla comiéndose las palabras, come sin masticar bien, conduce el coche a gran velocidad), es inquieto, impaciente, vive con una sensación de pérdida de tiempo los momentos de ocio y descanso, le falta siempre tiempo para todo, apresura a los demás en la conversación, no le gusta nada que le hagan esperar.
Ésta vida a contra reloj, como si se le fuera a terminar el tiempo en cualquier momento, y que él mismo se impone, es uno de los aspectos autoestresores de ésta personalidad.
Su alta productividad es más de cantidad que de calidad, puesto que, en su constante prisa, puede cometer muchos errores y casi no tiene tiempo de darse cuenta de los mismos, o de analizar problemas y buscar soluciones.
Competitivo
Es ambicioso, obstinado, busca triunfar, sobresalir, está en una constante competición con los demás.
El trabajo es fundamental en su vida, en él se muestra totalmente responsable y comprometido, pudiendo trabajar, si lo viera necesario, largas horas sin descanso. En el trabajo centra su motivación de logro, prefieriendo la promoción laboral a un aumento de sueldo. Le cuesta delegar responsabilidades o tareas en otras personas. Para él lo ideal es hacerlo todo él mismo.
Se centra más en el rendimiento y los resultados finales que en el placer de la actividad mientras se realiza.
En el mundo exterior al trabajo puede ser muy negligente y descuidado, hasta el punto de que su forma de ser lo hace propenso a accidentes.
Egocéntrico
Se considera el centro de atención, el ombligo del mundo, sus propias opiniones e intereses son los más válidos e importantes.
No es capaz de ponerse en el lugar de los demás, y resulta interesado, presuntuoso, egoísta, narcisista, endiosado, creído, y con un constante afán de protagonismo.
Su poca empatía, su forma de ser en general, junto con sus pocos intereses, hace que tenga muy pocas relaciones sociales fuera del trabajo.
Frío
Tiene un pensamiento rígido y concreto, con ausencia de fantasías. Sus recuerdos suelen girar en torno al trabajo y logros, mostrando desinterés por otros aspectos de sí mismo o de su pasado.
Tiene dificultad para conocer y expresar sus emociones y sentimientos, resulta insensible y duro. Se da mucho en profesionales sanitarios…
Inseguro
Tiene una baja autoestima, su valor personal depende de sus logros, por lo que, a la vez que se exige mucho a sí mismo y trata de probarse contínuamente emprendiendo numerosas tareas, tratando de destacar y triunfar en todas ellas, tiene un gran temor al fracaso.

Enfermedades asociadas

Es una personalidad autoestresora, muy propensa al estrés. Perciben los factores estresantes como acciones en su contra y no como oportunidades para un cambio.
Trastornos cardiovasculares: hipertensión y enfermedad cardíaca.
Tanto la ira reprimida, como la irascibilidad y la hostilidad abierta (o mal humor), dan lugar a una serie de respuestas cardiovasculares y neuroendocrinas que contribuyen al desarrollo de hipertensión y enfermedad coronaria.
El patrón tipo A es un factor de riesgo que actúa junto a otros, como puedan ser el tabaquismo, la hipertensión, un nivel alto de colesterol LDL, o los trastornos de ansiedad. Alguno de estos factores (o todos) suelen darse asociados a la personalidad tipo A. Una persona con patrón A de conducta tiene 2,5 veces más posibilidades de desarrollar una angina de pecho o un infarto de miocardio).
Un estudio de Barefoot, Dahlstrom y Williams (1983) mostró que las personas que puntuaban por encima de la media en la escala de hostilidad tenían un promedio de mortalidad 6,4 veces más alto que los que puntuaron por debajo de la media.


Personalidad tipo B (opuesta a la Personalidad tipo A)

Relajado
Es asertivo, expresa lo que piensa y siente, también las emociones negativas, de una forma adecuada y no agresiva.
Tranquilo
Es raro verlo con prisa, disfruta de lo que hace y se toma su tiempo; si se retrasa, se lo toma con calma y no se estresa. Se siente a gusto concentrándose sólo en una idea o actividad.
Se acuesta tarde, disfruta de la noche, le encanta dormir hasta tarde, en su tiempo libre participa en actividades recreativas y deportivas. Parece que sus días tienen más horas que los de los demás.
Lleva una vida muy regular y tranquila, no se perturba fácilmente por lo que ocurre a su alrededor. A menudo se detiene para evaluar sus logros y analizar sus actividades.
Satisfecho
Se siente a gusto consigo mismo, por lo que no tiene necesidad de competir ni de sentirse superior a los demás. Acepta la vida tal como es, deja que las cosas sigan su curso. Le interesa más que nada su bienestar personal.
Aunque sean más lentos, la óptima calidad de su trabajo, y su creatividad, hace que consigan puestos y reconocimientos más altos. Algunas investigaciones afirman que los ejecutivos top tienden a ser personalidades tipo B.
Empático
Sabe escuchar, es capaz de olvidarse de sí mismo y ponerse en el lugar del otro.
Cálido
Es agradable, de temperamento templado, hace sentir bien a los demás, proyecta mucha calma.
Seguro de sí mismo
Tiene una gran autoestima, confía mucho en sí mismo, transmite poca ansiedad.

Enfermedades asociadas

Es la personalidad ideal para mantener la salud y evitar la enfermedad, es un factor protector respecto al estrés y los trastornos de ansiedad. Perciben los factores estresantes como oportunidades para un cambio.


Personalidad tipo C

Inhibido (inhibición emocional)
Es inhibido emocionalmente, no asertivo, controla las expresiones de hostilidad y de todo lo que pueda suponer entrar en conflicto con los demás. Es una persona que no se autoafirma y que tiende a la sumisión.
Su gran dificultad para expresar agresividad, y otras emociones negativas, contrasta con un exceso de expresión de emociones positivas como amor, solidaridad o amabilidad. Le importa mucho agradar, caer bien, suele ser muy amable, y la primera impresión es la de una persona carente de problemas y deseosa de ayudar, suprimiendo sus propias necesidades en favor de las de las otras personas.
Es consciente de su tendencia a guardarse la ira dentro, pero no puede evitarlo, y tiende a ignorarla y suprimirla, sin llegar a procesarla correctamente y sin resolver la causa que la originó.
Cuando no existen acontecimientos especialmente estresantes, las buenas relaciones sociales parecen compensar la tensión interna que supone ignorar sus necesidades. Sin embargo, el contínuo bloqueo emocional llega a tener consecuencias negativas para la salud, sobre todo cuando se inhiben sentimientos que son consecuencia de situaciones muy injustas o estresantes. Puede empezar a sentirse deprimido, siendo esta depresión consecuencia de una acumulación de energía emocional no expresada.
Pasivo
Es introvertido, obsesivo, le cuesta iniciar cualquier cambio en su vida, tiende a repetir una y otra vez sus hábitos y a mantener su misma forma de vida. Su falta de iniciativa se expresa igualmente en las relaciones sociales, donde se siente cómodo como seguidor de un líder o de un grupo.
Indefenso
Reacciona con desamparo e impotencia ante los acontecimientos estresantes, por lo que está muy predispuesto a la depresión.
Conformista
No se gusta a sí mismo, le gustaría ser de otra forma, hacer otras cosas que las que hace o conseguir algo que no tiene, pero no tiene la confianza en sí mismo, ni la energía necesaria, para conseguirlo. Siempre se está quejando de algo pero nunca cambia, siempre es el mismo.
Complaciente
Desea agradar a los demás, conseguir la aprobación social, no sabe decir que no, es muy cooperador, y es frecuente la pertenencia a un grupo (filiación).
Inseguro
La falta de congruencia entre lo que siente y lo que expresa supone una tensión interna y una falta de fluidez en la personalidad. Tiene una imagen pobre de sí mismo.

Enfermedades asociadas

Reuma, infecciones, alergia, afecciones cutáneas, cáncer.
La depresión y los sentimientos de indefensión han sido relacionados de forma consistente con el cáncer, por ejemplo con el desarrollo de cáncer de mama y melanomas.


Personalidad tipo D (de distress = angustia)

Inhibido (inhibición social)
La inhibición social es la tendencia a inhibir emociones negativas y conductas en la interacción social, unida a una tendencia a mantenerse distanciado de los demás, y a una falta de apoyo social percibido.
Se siente tenso e inseguro en presencia de otros, tiene poca asertividad, escasas habilidades sociales y tiende a la evitación de situaciones.
Negativo (afectividad negativa)
La afectividad negativa es la tendencia constante a experimentar emociones negativas.
Se siente infeliz a menudo, tiene una visión negativa de sí mismo, es pesimista, depresivo, está siempre preocupado por algo, angustiado, de mal humor, se irrita con facilidad y tiene una tensión interna crónica.
Prestan una atención especial a estímulos negativos. En tiempos de Franco, quizás fueran asiduos lectores del periódico «El Caso», plagado de morbo y crímenes (que fue un fenómeno de ventas durante la dictadura…).

Enfermedades asociadas

La personalidad tipo D predispone a padecer depresión y ansiedad.
Tanto inhibición social, como afectividad negativa, actúan por separado produciendo trastornos cardiovasculares (hipertensión y enfermedad cardíaca), pero la combinación de ambas potencia mutuamente sus efectos y se multiplican los riesgos.
Es un predictor de la mortalidad a largo plazo por trastorno cardiovascular. En las investigaciones originales de Denollet se encontró una mortalidad del 23% en pacientes con personalidad tipo D y del 7% en pacientes con otros tipos de personalidad, en un estudio de seguimiento de seis años en pacientes con trastornos cardiovasculares.
Según Angelique Schiffer, investigadora del departamento de Psicología Médica de la Universidad de Tilburg, Holanda, y coautora de trabajos realizados junto con Denollet sobre este tema, mientras la persona con depresión tiene más riesgo de sufrir un infarto agudo de miocardio, el paciente con personalidad tipo D es más propenso a los trastornos crónicos del aparato circulatorio:
– De una población de personas hipertensas estudiada por los expertos, el 53% resultó coincidir con el perfil descrito como D
– La prevalencia de esta personalidad en la población general va del 13 al 24%, según los estudios, por lo que es significativo que entre las personas con cardiopatías isquémicas haya habido de un 25 a un 36% de pacientes tipo D
– También se ha encontrado la personalidad tipo D entre el 24 y el 45% de las personas con arritmias, en el 35% de los que tienen problemas en las arterias periféricas y en el 30% de los trasplantados de corazón
La úlcera péptica parece también muy relacionada con la personalidad tipo D.

Estas personalidades, que asemejan algo así como caricaturas de formas de ser, son una aproximación de concreción del hecho general de que la enfermedad tiene mucho que ver con la personalidad de quien la padece. Pero, en realidad, personalidades hay tantas como personas… De hecho, usted se habrá visto reflejado en características de más de una de estas 4 personalidades prototípicas (a pesar de lo cual, tras un ligero ejercicio de introspección, es posible que se identifique más con 1 de ellas).

Habría que considerar estas construcciones psicológicas como referentes generales, y focalizar nuestra atención en características concretas de personalidad que sean potencialmente patógenas (les propongo 6):
Irascibilidad expresada (tendencia a relacionarse con los demás de forma agresiva u hostil)
Hiperactividad, debida a una excesiva autoexigencia, y a un afán competitivo (hacia los demás y con uno mismo), que enraiza en una baja autoestima, y que hace vivir una continuada tensión
Indefensión (sentimiento de impotencia y desesperanza ante acontecimientos estresantes)
Inhibición de emociones negativas (exceso de expresión de emociones positivas, respecto a los verdaderos sentimientos, y gran dificultad para reconocer y expresar las emociones negativas, especialmente la ira, y las propias necesidades)
Afectividad negativa (tendencia a estar angustiado, a preocuparse, al pesimismo, y a estados de infelicidad o depresivos)

Alexitimia

Es la incapacidad para reconocer y expresar emociones (la palabra es de origen griego, y significa, literalmente, «sin palabras para las emociones»).

La falta de conexión con su mundo emocional produce toda clase de somatizaciones: herpes, eccemas, alteraciones gastrointestinales, dolores de cabeza, mareos, fibromialgia, lumbalgia, opresión en el pecho, taquicardia, hormigueo en las manos, fatiga crónica, etc. Problemas físicos sin explicación física, que son un claro indicativo de que la persona tiene alexitimia: la deficiente «mentalización» de las emociones hace que la ansiedad, sin sentido, se exprese somáticamente.
La alexitimia es también terreno abonado para las adicciones (ya sean drogas físicas, o conductas adictivas como el trabajo, internet, el sexo, o las ludopatías), el fanatismo terrorista, la delincuencia, los actos violentos y, también, las depresiones, con gran disminución de la energía vital, o los trastornos del sueño.
Debido a que es una alteración bastante extendida en la población (7%), se considera un rasgo de carácter y no un trastorno. Es mucho más frecuente en hombres que en mujeres (5/1). En el caso del autismo, se presenta en el 85% de los casos.
El alexitímico no suele plantearse que tiene un problema, y sólo busca ayuda cuando tiene algún problema físico o conductual serio. La psicoterapia se basa en que aprendan a reconocer sus sentimientos y a expresarlos.

Un estudio de 10 años de duración realizado por científicos italianos del Instituto Nacional sobre Envejecimiento, y por especialistas en bioestadística de la Universidad de Michigan (análisis estadísticos de Gonzalo Abecasis y Wei-Min Chen), presentado en agosto de 2006, sobre una muestra de 6.148 personas de Cerdeña, genéticamente muy afines (el grupo estudiado es básicamente una familia gigante: un 95 por ciento de las personas tenían a sus cuatro abuelos nacidos en Cerdeña y una sola familia comprendía a 600 primos…), de edades comprendidas entre los 14 y los 102 años (la población de Cerdeña es una de las más longevas del mundo), que vivían en cuatro pueblos vecinos dentro de Cerdeña, no encontró relación entre la personalidad tipo A y las enfermedades cardíacas, en contradicción con la constante confirmación previa en los estudios anteriores…

Se analizaron 98 rasgos físicos y de conducta y se concluyó que todos tenían al menos un componente genético. La altura se determinaría genéticamente en un 80%, el colesterol en un 40%, sin embargo la influencia genética en la conformación de la personalidad se situaría alrededor de sólo un 15%. La personalidad se hace, se va desarrollando en la contínua interacción con el entorno y, por tanto, se puede modificar, desde una actitud intencional, en un proceso de  Psicoterapia.

Miguel Martin. (2014). Personalidad y Enfermedad. 27 de Julio de 2015, de Todo es Mente Sitio web: http://todoesmente.com/psicosomatica/personalidad-y-enfermedad

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Sobre el Autor: FerAl65