CASTIGO Y SANCIÓN

CASTIGO Y SANCIÓN

Castigo

La reacción ojo por ojo, podría ser uno de los recursos humanos más fuertes, pero las reacciones reciprocas no siempre son la mejor forma de actuar. El castigo en ocasiones funciona para condicionar a las personas a no repetir conductas erróneas, y ocupa las repercusiones negativas con la finalidad de que actúen para desincentivar dichas conductas.

Sin embargo, la habilidad para superar la tendencia, quizá básica y simple de revancha y poder enjuiciar cada situación objetivamente es uno de los grandes retos y logros de la humanidad civilizada.

 

Sanciones

Hoy en día, la sociedad organizada basa el «castigo» en sanciones cuyo objetivo principal es la rehabilitación, pero para ello se apoya también en normas, reglas y leyes que dictan los parámetros bajo los cuales serán aplicadas dichas sanciones.

Los castigos y las sanciones pueden lucir muy parecidos. Ambos surgen de malas acciones o fallas que se buscan corregir; sin embargo, los castigos regularmente son consecuencia de un mal comportamiento, mientras que las sanciones surgen por romper una regla o ley.

Los padres frecuentemente luchan entre castigar a sus hijos o establecer sanciones firmes, y en el ámbito escolar o laboral se cae en la misma disyuntiva.

 

Castigos o sanciones.

La disciplina para los hijos varía, dependiendo de la edad y desarrollo del niño.

La disciplina verbal no funciona para los niños pequeños que no pueden comprender completamente el lenguaje, pero el tono logra mucho al enseñar a los niños lo correcto y lo incorrecto. Los niños aprenden rápidamente la idea del castigo, así que la causa y el efecto es una herramienta sólida en la disciplina infantil. Las sanciones se pueden establecer para que un niño sepa exactamente cuál será la consecuencia por una mala acción específica.

De cierto modo, en cualquier ámbito, ya sea el familiar, como padres, en el laboral, como jefes, en el social, las autoridades policíacas y judiciales o en escolar, como profesores o directivos, las figuras de autoridad han de saber elegir correctamente el uso de castigos o sanciones.

 

Aplicar Sanciones.

Concretamente lo ideal es preferir y anteponer el uso de sanciones, enmarcadas en normas, reglas y leyes preestablecidas. Donde el niño o adulto comprenda que realizar tal conducta conllevará cierta consecuencia.

Cuando está correctamente estructurada, la norma o regla que comprende la conducta, sus parámetros y sus consecuencias (positivas y negativas), de tal manera que es fácil saber que “enfrentaremos” al cumplirla o no.

Conducta

Aquí nos encontramos los primeros conflictos, la conducta debe ser delimitada de manera congruente y consistente, ser puntual en el trabajo, en un horario que se respete por ambas partes, es tan importante como estudiar para un examen, bajo criterios amplios que se adapten para cada materia. Deben ser conductas que sean evidentemente conflictivas y no coercitivas o limitantes de la libertad personal. Y por último debe dejar en claro si es suficiente con evitar o disminuir la conducta objetivo o se busca incentivar otra.

Parámetros

Posteriormente, los parámetros son importantes ya que no se busca obligar o forzar las conductas, solamente delimitarlas. Y aquí nuevamente nos encontramos con un conflicto, cual es el rango ideal de comportamiento. Debemos renunciar a la idea de lo perfecto, entender que hay rangos o intervalos funcionales y son más que suficientes, la mayoría de las veces. Los límites de velocidad en el reglamente de tránsito son un buen ejemplo, delimitan la velocidad máxima, pero no obligan al conductor a ir específicamente a ciertos km/h.

Y por último las consecuencias. En primer lugar, que sea claro cuál es el beneficio de cumplir con la norma, si lo hay, en ocasiones el simple hecho de evitar la sanción es en sí mismo un aliciente.

Consecuencias

En segundo lugar, la consecuencia negativa o sanción que enfrentaríamos, se busca que ambas sean coherentes y lógicas, p. ej. si el empleado incumple una fecha de entrega, la sanción sería demasiado exacerbada si concluye en su despido. Si un niño saca malas notas, dejarlo sin comer no sólo es demasiado estricto sino ilegal. Si un conductor se pasa un semáforo y no causa ningún accidente, encarcelarlo varios años es una sanción desproporcionada. Si se cumple con tareas y buenas calificaciones, el beneficio no puede ser faltar a la escuela el resto del año, si un empleado tiene un buen desempeño no por ello será ascendido inmediatamente a director o presidente de la compañía.

Además, se pueden identificar sanciones no equivalentes, si pierdes algo mío, la sanción lógica seria no volver a prestarte algo, no sería para nada robarte algo tuyo. Si un pequeño tira la comida al piso, no vamos a tirarle sus juguetes a la basura. Entender que las sanciones han de ser justas, más que equivalentes, es de hecho parte de la civilidad que mencionamos arriba.

Sanciones

Y aunque no lo parezca, la parte más delicada es la claridad con que se expresan las sanciones, si se aumentarán al reincidir, si se mantendrán pese a resarcir o eliminar la conducta (ya sea disculpándose o literalmente solucionando el error), si se aplicarán en general (a todos los empleados, a todos los hermanos y hermanas), si se aplicarán siempre (si copio en un examen es lo mismo que copiar en un ejercicio), etc.

Aplicar castigos

Dado el análisis anterior, es evidente porqué constantemente caemos en la simplicidad de imponer castigos, es más rápido y más directo, requiere menos planeación y su ejecución es casi inmediata.

Es claro que en ocasiones hace falta, retirarle la confianza a alguien que nos defraudó, golpear en defensa propia a quien nos está atacando, renunciar a un empleo donde nos faltan al respeto, etc.

Sin embargo, es importante, siempre que sea posible, tomarnos el tiempo de usar la alternativa menos aversiva y más socialmente evolucionada. Busquemos evitar castigos innecesarios, como los golpes y ofensas, las limitaciones fisiológicas (no comer, no ir al baño), las humillaciones, torturas y agresiones, las venganzas y manipulaciones.

Busquemos más y mejores maneras de especificar normas y leyes, que éstas se comprendan y concienticen con sus beneficios y sus sanciones, y que se observen y se cumplan. Podemos, por ejemplo, comenzar en casa, llegando a acuerdos y estableciendo normas de conveniencia y reglamentos simples para nuestro día a día.

 

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Sobre el Autor: FerAl65