LA NECESIDAD NEURÓTICA DE AFECTO

 

Basado en el Libro de K. Horney
Por Fernando Arrieta L.
Es fundamental la definición que se da a nivel cultural de las cuatro modalidades de afrontamiento de la angustia básica que desarrolla el neurótico. Nuevamente como se dijo en capítulos anteriores, la diferencia radica en si la conducta especifica es no solo aprobada sino requerida dentro de un marco referencial, dado por la cultura en la que el sujeto vive. Plantea de este modo que además las actitudes pueden ser similares y no se encuentra la neurosis en la realización o no de tal o cual actitud, sino en lo que provoca a la persona a conducirse de dicha manera; en el primer caso los motivos pueden ser variados, en el segundo siempre estarán relacionados con la angustia o con la hostilidad que esta provoca.
Parte de estas conductas mencionadas en la publicación La Estructura Básica de las Neurosis, son las encaminadas a obtener afecto y cariño de los demás, como medio para “olvidar” que se encuentra (el neurótico) solo y desprotegido en un mundo que le ataca y que es sumamente hostil. Intenta de este modo resguardarse en el afecto que alguien más le puede proporcionar como un medio de seguridad más que por el afecto por sí mismo. Es decir, como lo resume la autora al final del capítulo, que quien sea que se encuentre dominado por la angustia básica y como consecuencia de la misma requiera el cariño y el afecto de alguien más como un medio para protegerse, tiene muy pocas probabilidades de obtenerlo, ya que curiosamente se encuentra en una situación la cual la misma necesidad también impide la satisfacción de la misma.
También en este capítulo, se nos presenta la diferencia entre el amor o el afecto que se busca por el mero sentimiento y el amor o afecto que se busca como protección y en búsqueda de la seguridad no conseguida frente a la angustia. En este sentido mientras el amor no sería por sí mismo hostil, el afecto o amor buscado por el neurótico es hostil como medio de defensa, tal que el amor autentico permite y realiza críticas constructivas y pelea o lucha, desde el reconocimiento hasta la solicitud por sus intereses a partir del prójimo; por su parte el amor o afecto “neurótico”, realiza criticas como medio de conseguir la perfección y asegurarse así que el amor es real, pese a que esta misma realidad le provoca temor, asimismo realiza criticas basadas en la hostilidad y las actitudes defensivas ante un medio que no termina por entregarle afecto autentico desde su punto de vista, y las solicitudes que realiza tienden a ser impulsivas, indirectas y siempre provocando que el otro se acomode a la ventaja propia, prácticamente por la fuerza.
Me parece importante plantear aquí que el neurótico no está invalidado para recibir amor autentico, ni mucho menos para hacerlo reciproco, pero el amor autentico no sería o no podría ser reconocido como tal por el neurótico, y su reciprocidad seria respecto al amor que percibe, un amor dudoso, de una manera dada que el neurótico únicamente podría proporcionar un afecto receloso e inseguro, de ahí que dichos individuos crean que son incapaces de recibir afecto de los demás, y que piensen que dicha incapacidad radica en la indolencia de los otros más que en su incapacidad. A diferencia, la persona sana, es capaz de percibir el amor autentico, e incluso ante el falso, o el afecto conseguido por otros motivos, no recelaría del mundo en general, ni mucho menos generaría un nivel tal de angustia.
Finalmente dentro de las diferencias que nos enmarca entre lo que es amor y lo que no lo es, nos habla de lo que implica el que el neurótico busque exclusivamente la satisfacción de las necesidades personales sin importarle el prójimo, es de este modo una “inconsideración de la personalidad” del otro, de tal manera que las necesidades, deseos, desarrollo, defectos y virtudes de la otra persona quedan relegados a segundo término por ser además una persona que no importa lo suficiente más que para fines específicos. De este modo se genera una constante hostilidad ya que son naturales las inconsistencias, entre lo que debería satisfacer una necesidad y lo que no es capaz de proporcionar amor sincero, esta hostilidad podría poner fin a la relación de cariño y afecto que se había desarrollado por tomarla como “insostenible”, tal característica sería una muestra más de la existencia de cariño o afecto autentico.
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ESTRUCTURA BÁSICA DE LAS NEUROSIS

Basado en el libro de Karen Horney La personalidad Neurotica de nuestro tiempo

Horney nos maneja ya una vez abordados los conceptos de angustia y de hostilidad, el origen, o el principio de las neurosis. O mejor dicho, respecto a cómo se maneja en el texto, los principios de la angustia que darían origen a una hostilidad reprimida, que a su vez generaría más angustia y así sucesivamente, desde momentos primitivos de la primera infancia.
Como se ha dicho antes, y como se maneja en la teoría freudiana, la infancia es la base cimentada de la vida adulta. Aún más específicamente las carencias o las virtudes desarrolladas en el entorno del niño y en el niño mismo darán como resultado una serie de elementos en la etapa adulta que corresponderán patológica o sanamente a las primeras experiencias del niño.
Dado esto, es factible observar como el niño comienza a experimentar dentro de las relaciones con los demás, el beneficio o perjuicio de sus necesidades las cuales están basadas en su deseos o pulsiones, y serán permitidas u obstaculizadas por su contacto primario con el mundo, es decir, sus padres. No se habla aquí de la prohibición o el “dar rienda suelta” a las pulsiones del niño, como mero detonante de la neurosis; es por el contrario un factor a considerar dentro de las raíces primigenias de los trastornos neuróticos, y es por lo tanto, importante más allá de la simple prohibición o de la permisividad, el modo en el que se da una u otra.



El niño es perceptible de afecto, y de la carencia de este, para él, puede ser una marca de afecto el que se le permita tal o cual cosa, pero si dicha condescendencia no va acompañada por una muestra sincera de afecto, pierde su validez y su importancia. De otro modo el que se le prohíba algo, puede no representar una frustración para él, más allá de lo controlable, si por el contrario la prohibición va acompañada de afecto, el niño no la percibirá como nociva. Luego entonces, la muestra de límites y modelos de comportamiento serán juzgadas por el niño a través de la conveniencia que de estas se desprenda, si van acompañadas de la mera frustración además del disgusto por siquiera pensar en no cumplirlas serán tomadas como nocivas y generaran a la postre angustia y hostilidad. Si van acompañadas de un resultado favorable, y de la aprobación como correcto funcionalmente, desligada del afecto que es de por si seguro y efectivo de parte de los padres, la situación se tomara como únicamente un medio de delimitación, y no generara sino una modelo propio de comportamiento libre, y del cual no dependa el afecto o no, de los demás.
Toda esta serie de elementos, conforman al final, el tipo de respuesta sobre el que se darán los comportamientos del niño. Sabiendo que son basados en el afecto, la respuesta dada será en torno a cómo vivencia el niño dicho afecto. Por lo mismo, cuando es confrontado entre sus deseos y las imposiciones genera rechazo y conflicto, en mayor o menor medida este será o podrá ser expresado a sus padres respecto a distintas consecuencias, según lo maneja el texto como “lemas”, el niño puede no expresar su descontento o desagrado respecto a la imposición de sus padres, por temor, por temor a perder el cariño, por temor a ser “un niño malo”, o por temor a que no se cumplan sus necesidades (afectivas o de supervivencia). El plano ideal, plantea que el niño pueda expresar prácticamente en su totalidad la hostilidad que se genera, casi tal y como se genera con ciertos lineamientos que no rebasen el desahogo de la misma. El plano real, plantea por desgracia que dicha hostilidad sucumbe ante las razones antes planteadas y que es reprimida, alcanzando niveles conflictivos para el sujeto y generando angustia. Este último planteamiento sería un elemento de origen para la neurosis del adulto, se insiste sin embargo en que no es el único.
 
Todo esto podría generar en el individuo una marcada desconfianza o actitud defensiva ya no solo ante sus padres sino ante los demás, y dos maneras de responder a dicha desconfianza. La primera compensándola, intentando ganarse la confianza y el favor de todos, generando las mismas conductas hiperadaptables, con la finalidad de conseguir el afecto o la aprobación tal cual ocurrió en su momento con sus padres, terminando a fin de cuentas por ser nuevamente relegadas las necesidades y deseos propios y generándose nueva hostilidad, con lo que el circulo neurótico se completa. La segunda reacción es admitiéndola, y consintiendo conductas de rechazo y desconfianza tales que le priven incluso de afectos sinceros y bien intencionados, sin desear ni reconocer e incluso sin aceptar ni el afecto ni la aprobación de los demás, por miedo a terminar relegando sus necesidades y deseos, sin prever que deja de por miedo una de las necesidades primarias, la de afecto.
De este modo el sujeto neurótico, cuyo mundo caótico le representa un entorno del que hay que desconfiar o al que hay que agradar casi a diario para que le permita subsistir en él. Terminará por generar alguno de los siguientes modelos, que le permitirán “atacar” tanto su rechazo y hostilidad hacia el mundo, como la angustia inherente a estas. Dichas respuestas a esta llamada “angustia básica”, serian: el cariño, buscando como se ha mencionado, el afecto de los otros, olvidamos el origen de la angustia y nos procuramos (a través de acceder a las necesidades y deseos de los otros antes que a los nuestros) el cariño y la aprobación de los demás. El poderío, el cual representa que si soy poderoso (por dinero, posesiones, capacidades, etc.) no me pueden hacer daño. La sumisión, ligada al cariño, representa la adaptación de las necesidades propias anteponiendo las ajenas por el simple hecho de “no resistencia” aunque con el inherente deseo de, cuando menos, conseguir cariño. Y finalmente, el aislamiento, es de los cuatro métodos el único que no afronta de alguna manera la angustia, se refiere como su nombre lo dice al alejamiento para evitar el riesgo de ser lastimado.



GRACIAS POR LEERNOS

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