SENTIMIENTOS NEURÓTICOS DE CULPABILIDAD

SENTIMIENTOS NEURÓTICOS DE CULPABILIDAD
Basado en K. Horney
 
Por Cinthya Trejo Z,
Los  sentimientos  de  culpabilidad  también juegan un papel importante en la personalidad del sujeto neurótico a tal grado que muchas de sus actitudes (una vez más como en otras necesidades neuróticas) se rigen por estos sentimiento que en ocasiones son tendencias que vienen desde la niñez de acuerdo a las condiciones  y medio ambiente en el que se desarrolla la persona y como ya sabemos los cambios positivos y un ambiente más agradables por así llamarlo ayudaran a modificar estas tendencias neuróticas sin embargo en muchas ocasiones solo se verá la evolución de esta.
 El sujeto con sentimientos de culpabilidad regularmente cree que debe sufrir justificándolo con el hecho de la creencia de que no vale y de que no merece más que lo que esta destino, que en su pensamiento se traduce a un destino de sufrimiento no a uno positivo. La mayoría de las veces  se sienten culpables (insiste es que es culpable) ante cualquier causa y asumen siempre  una condición  de autoacusación.
Autoacusaciones  que generalmente se acompañan de la fantasía y/o son exageraciones (traen consigo elemento irracionales) del sujeto el cual también se caracteriza por  intentar justificarse  ante  sí  mismo  y  ante  los  demás.
Al tener estos sentimientos de culpabilidad el sujeto neurótico tendrá un temor neurótico de  ser   desenmascarado o criticado, por ello se da una compulsión que se ve muy a menudo en sujetos neuróticos la cual implica tener el control y la perfección de todo lo que se hace o dice e incluso de lo que no se hace o dice es decir una compulsión a la perfección. Por ello pese a que esto parezca contradictorio se llegan a sentir  “mejor” al pasar por una situación complicada o un evento desfavorable, el sujeto sufre  tan poderosos sentimientos de culpabilidad que tiende al castigo como paliativo para estos sentimientos tan fuertes.       
Cabe mencionar que las autoacusaciones no constituyen siempre y estrictamente expresiones  de  culpabilidad ya que inconsciente el sujeto pese a lo que pregona no se convence por completo  de ser una persona inútil e indigna. Ya que pregona su indignidad e inferioridad pero abriga  y  denota  grandes  exigencias  de atención  y  admiración,  adoptando  aunado a esto una hipersensibilidad a la crítica por mínima que sea ya que implica no ser perfecto; en la mayoría de los casos el sujeto puede confundir   su   actitud   autoacusadora   con   una   sana   posición   crítica respecto  de  sí  mismo. 

 CULPABILIDAD

Pero como en muchos casos como en las acciones con tintes sexuales muchas veces son expresiones de protección contra la angustia en  los  sentimientos  de culpabilidad,  veremos que  muchos  que  parezcan   serlo;  son también expresiones de la angustia o de la defensa contra ella, la angustia es tan grande que se ve impulsado  a  disfrazarla con sentimientos de culpabilidad.
Pero en general y como dice el texto de manera literal cabe destacar que “todas sus aprensiones tienen un rasgo común: están vinculadas en un sentido determinado,  que  a  grandes  trazos  podemos  calificar  como  miedo  a  la reprobación  o,  si  éste  llega  a  trocarse  en  un  convencimiento,  como miedo a ser desenmascarado”.
En este tipo de sujetos se da un temor excesivo a  la  reprobación, hipersensibilidad  a  los  reproches y como ya lo dijimos también a las críticas por miedo a quedar “desnudos” metafóricamente hablando  ante las demás personas, es decir temen ser desenmascarados.
El neurótico depende de la opinión de los demás e incluso llega a internalizarlo confundiendo  su propia percepción u opinión de las cosas con la de los que los rodean, en estos casos los sentimientos de culpa no son sino el efecto del temor a la reprobación de los demás y la suya propia. Este temo a la reprobación puede manifestarse  de varias maneras
El sujeto teme que los otros  se den cuenta  de lo que esconde este miedo viene entonces de lo que el reprime o inhibe es decir su neurosis y los sentimiento que con ella vienen y lo que muestra al mundo exterior, trata de que nadie note toda la agresión que trae consigo. Así como también trata a toda costa de ocultar su debilidad, inseguridad e  indefensión.
las  autoacusaciones cumplen una doble finalidad de que los demás reconforten al sujeto y a la vez que el mismo lo haga y que se pueda confundir las situaciones concretas, es decir no solo resguardan  del  miedo  a  la  reprobación; también  incitan  a  reconfortar  al  sujeto, le brindan cierto alivio al sujeto. Aunado a esto también de impiden a la persona pensar en la necesidad  de  modificarse.
Otra táctica que usa el sujeto neurótico para protegerse de la reprobación, es el de refugiarse en la ignorancia, la enfermedad y   la   indefensión.   Asumiendo una actitud infantil o que simplemente adopten una donde no toman en serio sus sentimientos, o son “victimas” de  enfermedades  encaminadas a igual meta las pueden  servir  como  vías  de  escape respecto  de  las  dificultades  de  la  vida  práctica y  la más común y casi siempre obvia usar la máscara de la victimización, lo cual permite al  neurótico  no  sólo  rechazar todas las acusaciones, sino, culpar a los demás.
También podemos observar que para el sujeto neurótico la intelectualización es un arma de defensa así como notamos que las autoacusaciones  también  pueden  servir  para  evitar acusar  a  los demás, ya que tienden y les es más fácil echarse la culpa a ellos mismos. 
Casi siempre estas inhibiciones tienen raíz en el pasado de la persona como la lo dijimos al inicio. Pero muchas acusaciones pueden darse ya en forma no tan abierta y en otras ocasiones incluso abierta y agresiva, pueden expresarse bajo la forma de la desesperación o cuando  el  neurótico  siente  que  nada perderá  con  ellas, es decir no teme perder el cariño ajeno por ejemplo o piensa que es la mejor opción y que sería mejor eso a ser descubierto es por ello que a veces se dan en forma de ataque cuando se sienten indefensos y agredidos como a punto de ser desenmascarados, sin embargo siempre habrá la expectativa en ellos de   que entenderán  su  desesperación  y  por  consiguiente  podrán  perdonarle.
Una manera que usan los neuróticos para hacer acusaciones pasivamente por así decirlo o mejor empleado de manera encubierta seria apelar al sufrimiento, el sujeto  expresa  las acusaciones, pensando que el sufrimiento las justificada. (“Cuanto mayor   sea   la  inhibición   de   expresar   acusaciones,   tanto   menos demostrativo  será  el  sufrimiento”), 
El sujeto neurótico oscila en estos casos  entre  acusaciones hacia los demás  y  autoacusaciones; manteniendo así una tendencia al autocastigo y un sufrimiento subyacente como en todo neurótico;  cabe destacar que cuando  un  neurótico  se  culpa y evidencia sentimientos  de  culpabilidad  cumple ciertas  funciones  las son la  expresión de su temor a ser reprobado; defensa contra este temor; defensa contra el impulso de acusar a los demás.





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EL ABANDONO DE LA COMPETENCIA

 

 Basado en K. Horney

Por Fernando Arrieta L.
             En este capítulo la autora nos plantea una propuesta diametralmente opuesta y contradictoria, tal como es la naturaleza del neurótico, a la propuesta del capítulo anterior. En este texto, nos habla acerca del abandono de la competencia, situación en la cual “cae” el neurótico por persecución de un bien mayor, tendencia que coincide con las ya mencionadas de “preferir” renunciar o evitar en este caso la competencia, por conseguir que reduzca la angustia y la consecuente hostilidad, que generaría en todo caso el fracaso y el éxito, únicos dos resultados de adentrarse en el afán de competencia.
               Desglosando un poco más estos puntos encontramos por ejemplo, que la fuerza que alimenta el renunciamiento o el abandono de cualquier situación o actividad, pero incluso actitudes que representen algún tipo de competencia, está caracterizada porque ante la competencia se ponen en juego las capacidades y vulnerabilidades propias, y demasiada capacidad ligada neuróticamente al éxito o la probabilidad de este, así como demasiada vulnerabilidad ligada neuróticamente al fracaso o a la probabilidad de este, significa exponerse a la burla, a la envidia, o en resumidas cuentas a la hostilidad de las demás personas lo cual, a priori, y nuevamente afectando al pensamiento neurótico, merma la consecución del afán de afecto, o dicho de otro modo, es imposible que siendo admirado y envidiado por los éxitos o rechazado y víctima de burla por los fracasos, se consiga que las demás personas otorguen a la par afecto, apoyo, comprensión o cariño.
               Este saber, en el que cae el neurótico de que su propia lucha por conseguir éxitos y el riesgo intrínseco de fracasar, le promueve a rechazar los intentos que lo ponen ante tal situación, perdiendo el bien primario de la ambición y la competencia por el bien mayor del afecto suponiendo que al ser una persona “nulificada” conseguirá adaptarse a las exigencias de los demás de tal modo que pueda ser susceptible de sus afectos.
               Desafortunadamente esta renuncia no es tan sencilla, al estar alimentada por la tendencia paranoica de creer que los demás saben, al igual que el neurótico, que su competencia no es leal y se basa en ser el “único mejor” además de la intención de infligir prácticamente todo el daño posible y posteriormente humillar con su victoria, será siempre alimentada por el temor, o mejor dicho por el miedo a la reacción, que sería de rechazo, de los demás.
               De esta manera en la renuncia va implícita una gran carga de hostilidad, que nuevamente al dejarse a un lado por el bien mayor de la consecusion en la necesidad neurótica de afecto, causara angustia, relegando a un ser ya prácticamente sin opciones de “salida” a una posición que como se ha dicho antes se caracteriza por la pasividad y ha de convertir al neurótico en una persona prácticamente nula.
               Finalmente y como comentario tangencial a la idea antes plasmada, este neurótico reducido casi a nada por elementos autoinflingidos y culpas autoreprochadas, terminara por estructurar varios “intentos” en su afán de no renunciar a lo que le queda, el mismo. De ahí, que el afán de grandeza, que dista del afán normal y del psicótico por situarse justo entre estos dos, terminara por conformarse como una defensa a la, ahora clara, inferioridad y vulnerabilidad del neurótico, será entonces una persona capaz, superior y que no compite ya que no es necesario y no por incapacidad, ya no debe mostrar nada porque simple y sencillamente ha conseguido “ser el único mejor”. Sin embargo constantes realidades le demostraran su equivocación y sumirán aún más en una realidad cuyo contexto lo vuelve un “fracasado” quien nuevamente ha de temer perder por no ser valioso para ello, el afecto y el cariño de los demás.
               Nuevamente aquí, como en tantas otras características de la neurosis no solo se refleja la contradicción implícita entre la necesidad de competencia que choca y que encarcela al neurótico entre con su necesidad de afecto; de igual manera se esboza el circulo vicioso intrínseco en todo el proceso dinámico, a veces más bien estático que gira sobre la composición patológica de la neurosis, cuyo carácter se dibuja pues, como el de una enfermedad degenerativa y crónica.





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LA NECESIDAD NEURÓTICA DE AFECTO

 

Basado en el Libro de K. Horney
Por Fernando Arrieta L.
Es fundamental la definición que se da a nivel cultural de las cuatro modalidades de afrontamiento de la angustia básica que desarrolla el neurótico. Nuevamente como se dijo en capítulos anteriores, la diferencia radica en si la conducta especifica es no solo aprobada sino requerida dentro de un marco referencial, dado por la cultura en la que el sujeto vive. Plantea de este modo que además las actitudes pueden ser similares y no se encuentra la neurosis en la realización o no de tal o cual actitud, sino en lo que provoca a la persona a conducirse de dicha manera; en el primer caso los motivos pueden ser variados, en el segundo siempre estarán relacionados con la angustia o con la hostilidad que esta provoca.
Parte de estas conductas mencionadas en la publicación La Estructura Básica de las Neurosis, son las encaminadas a obtener afecto y cariño de los demás, como medio para “olvidar” que se encuentra (el neurótico) solo y desprotegido en un mundo que le ataca y que es sumamente hostil. Intenta de este modo resguardarse en el afecto que alguien más le puede proporcionar como un medio de seguridad más que por el afecto por sí mismo. Es decir, como lo resume la autora al final del capítulo, que quien sea que se encuentre dominado por la angustia básica y como consecuencia de la misma requiera el cariño y el afecto de alguien más como un medio para protegerse, tiene muy pocas probabilidades de obtenerlo, ya que curiosamente se encuentra en una situación la cual la misma necesidad también impide la satisfacción de la misma.
También en este capítulo, se nos presenta la diferencia entre el amor o el afecto que se busca por el mero sentimiento y el amor o afecto que se busca como protección y en búsqueda de la seguridad no conseguida frente a la angustia. En este sentido mientras el amor no sería por sí mismo hostil, el afecto o amor buscado por el neurótico es hostil como medio de defensa, tal que el amor autentico permite y realiza críticas constructivas y pelea o lucha, desde el reconocimiento hasta la solicitud por sus intereses a partir del prójimo; por su parte el amor o afecto “neurótico”, realiza criticas como medio de conseguir la perfección y asegurarse así que el amor es real, pese a que esta misma realidad le provoca temor, asimismo realiza criticas basadas en la hostilidad y las actitudes defensivas ante un medio que no termina por entregarle afecto autentico desde su punto de vista, y las solicitudes que realiza tienden a ser impulsivas, indirectas y siempre provocando que el otro se acomode a la ventaja propia, prácticamente por la fuerza.
Me parece importante plantear aquí que el neurótico no está invalidado para recibir amor autentico, ni mucho menos para hacerlo reciproco, pero el amor autentico no sería o no podría ser reconocido como tal por el neurótico, y su reciprocidad seria respecto al amor que percibe, un amor dudoso, de una manera dada que el neurótico únicamente podría proporcionar un afecto receloso e inseguro, de ahí que dichos individuos crean que son incapaces de recibir afecto de los demás, y que piensen que dicha incapacidad radica en la indolencia de los otros más que en su incapacidad. A diferencia, la persona sana, es capaz de percibir el amor autentico, e incluso ante el falso, o el afecto conseguido por otros motivos, no recelaría del mundo en general, ni mucho menos generaría un nivel tal de angustia.
Finalmente dentro de las diferencias que nos enmarca entre lo que es amor y lo que no lo es, nos habla de lo que implica el que el neurótico busque exclusivamente la satisfacción de las necesidades personales sin importarle el prójimo, es de este modo una “inconsideración de la personalidad” del otro, de tal manera que las necesidades, deseos, desarrollo, defectos y virtudes de la otra persona quedan relegados a segundo término por ser además una persona que no importa lo suficiente más que para fines específicos. De este modo se genera una constante hostilidad ya que son naturales las inconsistencias, entre lo que debería satisfacer una necesidad y lo que no es capaz de proporcionar amor sincero, esta hostilidad podría poner fin a la relación de cariño y afecto que se había desarrollado por tomarla como “insostenible”, tal característica sería una muestra más de la existencia de cariño o afecto autentico.
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Comparación Conceptos de Neurosis (Horney-Aramoni)

Diferencia entre los conceptos de Neurosis que nos proporcionan en sus libros por un lado (izquierdo) Karen Horney y por otro (derecho) A. Aramoni.

Por Fernando A. López y Cinthya T. Z.

QUE ES LA NEUROSIS

     La neurosis es un trastorno psíquico   producido por temores, (la angustia)    por defensas levantadas contra ésta,  y por intentos de establecer soluciones      de compromiso entre las tendencias en conflicto. Sólo  conviene  llamar «neurosis»  a  este  trastorno  cuando      se aparta de la norma vigente en la cultura respectiva.

Para ella, la angustia es el factor que desencadena el proceso neurótico y lo mantiene en actividad.
Es una división de trabajo de la personalidad, de una lucha entre opuestos que incluso podrían funcionar como enemigos. Juega entre el control y descontrol de los sentimientos de angustia, de culpa, de inferioridad, inseguridad, sumisión, sadismo y masoquismo. Representa una mala integración de la persona que le vuelve incapaz de saber quién es o de hacer algo por saberlo, cuya angustia e inconsciente, le detienen, impotente, y le impiden desenvolverse “normalmente” ya que están en relación con aquello que permanece prácticamente ignorado por el individuo. En estos individuos, se encuentra el Yo, por una parte, y por otra el pseudo yo, al servicio de un Super yo instituido por ordenamientos e instrucciones autoritarias que por lo general son también, de índole irracional.
Neurosis de Carácter y Neurosis Situacional.

La primera originada desde la infancia    y cuyo motor principal es la angustia, como desencadenante de hostilidad reprimida, se observa como un comportamiento dinámico,    desintegrado y cíclico.
La segunda es originada a partir de     una situación o suceso en particular,   el motor en esta es la ocurrencia del movimiento de angustia “incontenible” respecto al suceso que fungirá como detonador de la neurosis.
No traducen una personalidad  neurótica,  sino sólo  una  momentánea  falta  de  adaptación  respecto  a  determinadas situaciones  dificultosas.
Aborda únicamente la perspectiva de una sola neurosis general, debida a esta enajenación del individuo.

















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ESTRUCTURA BÁSICA DE LAS NEUROSIS

Basado en el libro de Karen Horney La personalidad Neurotica de nuestro tiempo

Horney nos maneja ya una vez abordados los conceptos de angustia y de hostilidad, el origen, o el principio de las neurosis. O mejor dicho, respecto a cómo se maneja en el texto, los principios de la angustia que darían origen a una hostilidad reprimida, que a su vez generaría más angustia y así sucesivamente, desde momentos primitivos de la primera infancia.
Como se ha dicho antes, y como se maneja en la teoría freudiana, la infancia es la base cimentada de la vida adulta. Aún más específicamente las carencias o las virtudes desarrolladas en el entorno del niño y en el niño mismo darán como resultado una serie de elementos en la etapa adulta que corresponderán patológica o sanamente a las primeras experiencias del niño.
Dado esto, es factible observar como el niño comienza a experimentar dentro de las relaciones con los demás, el beneficio o perjuicio de sus necesidades las cuales están basadas en su deseos o pulsiones, y serán permitidas u obstaculizadas por su contacto primario con el mundo, es decir, sus padres. No se habla aquí de la prohibición o el “dar rienda suelta” a las pulsiones del niño, como mero detonante de la neurosis; es por el contrario un factor a considerar dentro de las raíces primigenias de los trastornos neuróticos, y es por lo tanto, importante más allá de la simple prohibición o de la permisividad, el modo en el que se da una u otra.



El niño es perceptible de afecto, y de la carencia de este, para él, puede ser una marca de afecto el que se le permita tal o cual cosa, pero si dicha condescendencia no va acompañada por una muestra sincera de afecto, pierde su validez y su importancia. De otro modo el que se le prohíba algo, puede no representar una frustración para él, más allá de lo controlable, si por el contrario la prohibición va acompañada de afecto, el niño no la percibirá como nociva. Luego entonces, la muestra de límites y modelos de comportamiento serán juzgadas por el niño a través de la conveniencia que de estas se desprenda, si van acompañadas de la mera frustración además del disgusto por siquiera pensar en no cumplirlas serán tomadas como nocivas y generaran a la postre angustia y hostilidad. Si van acompañadas de un resultado favorable, y de la aprobación como correcto funcionalmente, desligada del afecto que es de por si seguro y efectivo de parte de los padres, la situación se tomara como únicamente un medio de delimitación, y no generara sino una modelo propio de comportamiento libre, y del cual no dependa el afecto o no, de los demás.
Toda esta serie de elementos, conforman al final, el tipo de respuesta sobre el que se darán los comportamientos del niño. Sabiendo que son basados en el afecto, la respuesta dada será en torno a cómo vivencia el niño dicho afecto. Por lo mismo, cuando es confrontado entre sus deseos y las imposiciones genera rechazo y conflicto, en mayor o menor medida este será o podrá ser expresado a sus padres respecto a distintas consecuencias, según lo maneja el texto como “lemas”, el niño puede no expresar su descontento o desagrado respecto a la imposición de sus padres, por temor, por temor a perder el cariño, por temor a ser “un niño malo”, o por temor a que no se cumplan sus necesidades (afectivas o de supervivencia). El plano ideal, plantea que el niño pueda expresar prácticamente en su totalidad la hostilidad que se genera, casi tal y como se genera con ciertos lineamientos que no rebasen el desahogo de la misma. El plano real, plantea por desgracia que dicha hostilidad sucumbe ante las razones antes planteadas y que es reprimida, alcanzando niveles conflictivos para el sujeto y generando angustia. Este último planteamiento sería un elemento de origen para la neurosis del adulto, se insiste sin embargo en que no es el único.
 
Todo esto podría generar en el individuo una marcada desconfianza o actitud defensiva ya no solo ante sus padres sino ante los demás, y dos maneras de responder a dicha desconfianza. La primera compensándola, intentando ganarse la confianza y el favor de todos, generando las mismas conductas hiperadaptables, con la finalidad de conseguir el afecto o la aprobación tal cual ocurrió en su momento con sus padres, terminando a fin de cuentas por ser nuevamente relegadas las necesidades y deseos propios y generándose nueva hostilidad, con lo que el circulo neurótico se completa. La segunda reacción es admitiéndola, y consintiendo conductas de rechazo y desconfianza tales que le priven incluso de afectos sinceros y bien intencionados, sin desear ni reconocer e incluso sin aceptar ni el afecto ni la aprobación de los demás, por miedo a terminar relegando sus necesidades y deseos, sin prever que deja de por miedo una de las necesidades primarias, la de afecto.
De este modo el sujeto neurótico, cuyo mundo caótico le representa un entorno del que hay que desconfiar o al que hay que agradar casi a diario para que le permita subsistir en él. Terminará por generar alguno de los siguientes modelos, que le permitirán “atacar” tanto su rechazo y hostilidad hacia el mundo, como la angustia inherente a estas. Dichas respuestas a esta llamada “angustia básica”, serian: el cariño, buscando como se ha mencionado, el afecto de los otros, olvidamos el origen de la angustia y nos procuramos (a través de acceder a las necesidades y deseos de los otros antes que a los nuestros) el cariño y la aprobación de los demás. El poderío, el cual representa que si soy poderoso (por dinero, posesiones, capacidades, etc.) no me pueden hacer daño. La sumisión, ligada al cariño, representa la adaptación de las necesidades propias anteponiendo las ajenas por el simple hecho de “no resistencia” aunque con el inherente deseo de, cuando menos, conseguir cariño. Y finalmente, el aislamiento, es de los cuatro métodos el único que no afronta de alguna manera la angustia, se refiere como su nombre lo dice al alejamiento para evitar el riesgo de ser lastimado.



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