Trastornos alimenticios

Por Cinthya H. Trejo

En México así como en otros países el problema de la salud alimenticia es un tema de interés que en ocasiones no se toma muy en serio, la relación de las personas con la comida va más allá de una simple ingesta de esta para la supervivencia del ser humano, la comida en todas las culturas y para los seres humanos en general se relaciona con el estado emocional de las personas, el estilo de vida, la cultura etc., entre otros factores que a la hora de seleccionar e ingerir los alimentos serán factores para la toma de decisión de hábitos saludables respecto a esta.

Por ello iniciaremos por conocer que es un trastorno alimenticio­, este término hace mención a las enfermedades mentales que causan alteraciones serias en la dieta diaria de una persona y que pueden manifestarse comiendo pequeñas cantidades de comida o comiendo excesivamente. La condición puede comenzar modificando ingenuamente las cantidades de comida consumidas, pero en realidad esto poco a poco asume el control la rutina de una persona ya que la lleva a cambios severos en sus hábitos de la vida diaria.

Estos trastornos son causados por una serie de factores entre los cuales se encuentran el estado emocional, la personalidad y factores psicológicos del individuo. Las personas que los padecen, al presentar un miedo intenso a ganar peso, dejan de comer y en otros casos se descontrolan presentando atracones, seguido de vómitos auto provocados.

Se caracterizan principalmente por períodos o hábitos incontrolados e impulsivos de ingesta de alimentos más allá de límites razonables, las víctimas del trastorno sufren graves perturbaciones en sus comportamientos alimenticios inherentes a pensamientos y emociones, así como cambios en su peso; puede afectar a hombres y mujeres, presentándose más comúnmente en ellas. A menudo, suelen iniciar en edades comprendidas entre los 12 a 35 años y por lo general pese a que puede presentarse a cualquier edad existe una tasa alta de adolescentes que inician con estos trastornos, aunque incluso en la niñez puede padecerse. El peso corporal puede variar de desnutrición, bajo peso, peso normal o adecuado, hasta obesidad leve, moderada o grave.

Muchas son las causas que pueden llevar a una persona a padecer alguno de estos trastornos, sin embargo, los factores psicológicos, sociales e interpersonales tales como baja autoestima, sentimientos de insuficiencia o falta de control de su vida, depresión, ansiedad, enojo y soledad, relaciones personales y familiares problemáticas, dificultad para expresar sentimientos y emociones, haber sufrido burlas basado en su talla o peso, historia de abuso físico o sexual, presiones culturales, definiciones muy concretas de belleza (estereotipos), normas culturales que discriminan o valorizan en base a la apariencia física, entre otras pueden ser causa para iniciar con estos padecimientos.

Entre los trastornos alimenticios como tales clasificados encontramos la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón, los cuales son de suma importancia y pueden ser igualmente graves, incluso pueden llevar a la muerte. A continuación, describiremos las características de cada uno en términos generales:

Anorexia: Es la pérdida del apetito para perder peso de forma rápida mediante la restricción de la ingesta de alimentos (usando muchas veces laxantes o diuréticos), especialmente aquellos alimentos que contienen muchas calorías. Se caracteriza por tener una resistencia a mantener el peso por encima de las medidas mínimas recomendadas para la edad y la altura, aquellas personas que sufren anorexia sienten un miedo real a engordar y tienen una imagen distorsionada tanto de las dimensiones como de la forma de su cuerpo. Evitan a toda costa una alimentación que consideran excesiva y están al pendiente de el contenido calórico de los alimentos. Cuando llegan a ingerir cantidades de comida considerables sienten culpa.

Bulimia: En el caso de la bulimia, quien la padece tiene la necesidad y acción incontrolable de comer en exceso llegando los atracones de comida, seguidos normalmente de purgas (autoinducción del vómito), mal uso de laxantes, enemas, o medicamentos que producen un incremento en la producción de orina, ayuno o ejercicio excesivo para controlar el peso. El diagnóstico de la bulimia se puede dar en el período que la persona recurre a los atracones y a la purga de manera regular, al menos dos veces por semana, durante un par de meses.

Tanto la anorexia como la bulimia son muy parecidas, sin embargo, regularmente las personas anoréxicas suelen ser muy flacas y tener un peso inferior al normal. Por el contrario, las personas que son bulímicas pueden tener un peso normal o estar un poco excedidas en su peso.

Trastorno por atracón: Se caracteriza por episodios de ingesta compulsiva de comida de forma recurrente, en este trastorno alimentario la persona que lo padece consume con reiteradamente grandes cantidades de comida y siente que ha perdido el control durante el atracón. Posterior a la ingesta de comida, la angustia y la preocupación por el peso suele aparecer. La persona siente periódicos deseos de ingerir alimentos de forma descontrolada (en ocasiones, sobrepasando la ingesta de 6000 calorías diarias), pero, a diferencia de la bulimia, no busca contrarrestar el atracón provocándose el vómito. En la mayoría de los casos, existe a la par un de aumento de peso e incluso de obesidad.



Los tres trastornos antes descritos dejan secuelas muy riesgosas tales como el hambre, el insomnio, el estreñimiento, la dificultad para concentrarse o pensar de forma clara, la depresión, sensación de frio, deshidratación severa, huesos frágiles, disminución anormal en la frecuencia cardíaca y la presión arterial, músculos débiles llegando a resultar un gran esfuerzo el hacer cualquier cosa, cabello y piel secas (la pérdida de cabello es común), crecimiento en todo el cuerpo de una capa fina de vello conocido como lanugo que se despliega ante el esfuerzo de conservar el calor corporal.

Si la persona se induce el vómito puede provocarse ácido del estómago que posteriormente disuelve el esmalte de los dientes, pueden presentar hinchazón en su rostro (debido al agrandamiento de las glándulas salivares), latidos cardíacos irregulares, debilidad muscular, daño renal, convulsiones epilépticas.

En cuanto al uso de laxantes estos causaran, dolores intestinales persistentes, dedos hinchados, lesiones en los músculos intestinales que pueden conducir a estreñimiento crónico.

La persona también puede presentar presión arterial alta, niveles altos de colesterol, enfermedad cardíaca como resultado de los niveles elevados de triglicéridos, diabetes mellitus tipo II, enfermedades de la vesícula biliar. (Estos últimos presentándose en el caso del trastorno por atracón).

Debido a todas estas complicaciones derivadas del padecimiento de estos trastornos es importante tener acceso a información que nos ayude en la búsqueda de herramientas asertivas para nuestro plan de alimentación que aunque no se da mucha importancia es de vital atención. De otra manera estaremos en riesgo de padecer alguna enfermedad ya sea psicológica o física que se relacione al tema de la comida.

Las personas con un trastorno de alimentación requieren un tratamiento psicológico en cual tendrá la finalidad de que el paciente aprenda a controlar el impulso a comer, comer adecuadamente y adquirir herramientas para dar solución a las situaciones emocionales relacionadas, directa o indirectamente, con la aparición y el mantenimiento de los problemas psicológicos tales como la ansiedad, depresión, insatisfacción, etc. Los cuales pueden mantener el problema.

Los proveedores de salud comprometidos en el apoyo de estos trastornos incluyen a psiquiatras, psicólogos, médicos y nutriólogos, sin embargo, el papel de la red de apoyo familiar, de amigos etc. también puede ser pieza fundamental. El tratamiento incluye por tanto la educación y seguimiento de la dieta, las intervenciones psicológicas y tratamiento de dolencias tanto físicas como mentales. Así que siempre habrá que tener en cuenta que si nos sentimos en riesgo o alguien que conocemos lo está, es importante pedir ayuda inmediatamente, con el fin de que el problema no se agudice, y tengamos una vida saludable.



GRACIAS POR LEERNOS

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TRATADO DE LA NATURALEZA HUMANA
HUME

Por Fernando Arrieta L.
David Hume, en esta parte de la obra parte del principio de las creencias, como percepciones asimiladas por la mente humana. Normalmente siempre que se pone en tela de juicio la demostración de algo es la intensidad o existencia de esta CREENCIA lo que nos obliga a defender lo que creemos y a ignorar  lo que no creemos.  

Aquí cabe destacar que las ideas que se han concebido conforme son reconsideradas e intentando afirmarlas pierden o aseguran su validez, es así que cierto pensamiento al ser sometido a nuevos y renovados juicios va a confirmar la creencia en él o lo va a desechar y desvanecer por completo. Además para Hume , lo más importante es la posibilidad de que por la creencia misma se añadan ideas y se conciban cosas que a partir de la primera representación, es decir que añadiendo una idea a otra, u otras, se cree en ello, cualquier cosa que se haya concebido.

La creencia es fundamental también para lograr la diferenciación del objeto, si añadimos los sentimientos, dicha creencia se verá afectada pero constituirá una forma elemental de la concepción de todo el entorno. Por eso es que una vez que se cree se basa el pensamiento en los sentimientos, la experiencia y demás y deja de depender de la voluntad; es de este modo que ejerce una gran influencia en las pasiones y la imaginación, dando como resultado por ejemplo que se crea que una cualidad pertenece a todo el conjunto de los objetos, o sea una creencia universal y que luego se busque diferenciar  estos objetos entre si, terminando con una creencia o concepción especifica.

Regresando al tema de los sentidos, las impresiones que estos tienen se dividen en tres géneros: figura, volumen, movimiento y solidez; colores, sabores, olores, sonidos, calor y frío, (los sentidos); y por último los dolores y placeres.

Por todo lo anterior, dice Hume, es que las creencias se ven encaminadas a ser  lo que son, únicamente basadas en lo que ya se ha aceptado y adquirido antes y en lo que, por ende, se cree. Esto es que sólo lo que se cree por experiencia o conocimiento real, es una creencia como tal, pero aún así los cambios o alteraciones del hecho en que se cree provocan percepciones incompletas, carentes de exactitud y mucho menos de principio.


De todo esto, e inevitablemente,  surge el escepticismo, que es la duda lógica de la misma creencia y la parte en la cual se cree en lo común (lo que nos dicta la creencia) pero no se puede dejar completamente de lado la “segunda” opción menos probable pero factible a fin de cuentas. De igual modo funciona el escepticismo dentro de los sentidos, y es contradictorio pero a la vez natural, dudar de nuestras propias percepciones por otras creencias contrarias, o por la duda probable y aquel porcentaje de improbabilidad y de error, la duda a fin de cuentas de que nuestros sentidos nos engañen.

Ahora Hume, habla acerca del alma; esa compleja y estructurada sustancia; que para el es sólo un compendio de percepciones reunidas en cada humano, pero que carecen de identidad alguna. Dichas percepciones son por ejemplo, el enojo, el dolor, la alegría, las sensaciones promovidas por los sentidos, y los pensamientos. Es decir que todo lo que puede conformar al alma, es sólo un conjunto sin naturaleza propia y en el mejor de los casos indefinida y por ende, sin identidad.    Esta conformación del alma de la que hemos hablado, es en principio según Descartes EL pensamiento, como tal se entendería que la posibilidad de pensar y formular por  lógica pensamientos realistas le da forma y estructura al alma; para Hume por ser cada pensamiento de una naturaleza distinta, seria como proponer que las percepciones particulares componen el alma, no pertenecen a ella, el caso es que regresando a lo que ya propuso anteriormente en este tratado Hume no puede evitar esta negación ya que los pensamientos ( que se supone conforman el alma) han de ser principalmente impresiones basadas en las percepciones razonadas que a su vez dependen como se ha dicho antes de las creencias que han ido formulando en mi opinión a la par de la conformación o la “identificación” del alma.
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