EL DUELO Y SUS ETAPAS

Por Fernando Arrieta L.
Desde la perspectiva de Freud el duelo consiste en el proceso que se desata como reacción a una pérdida, ya sea esta de un ser amado o de una abstracción equivalente, es decir, puede ser desde la pérdida de un familiar por muerte o separación, hasta la de un área de nuestra vida como el trabajo, la libertad o nuestros planes. La reacción es por si misma dolorosa y requiere un tiempo durante el que se seguirá un proceso en la cual se llevara a cabo una aceptación de la pérdida, como punto culminante del duelo, no es un estado patológico por sí solo, pero estancarse en alguna de las etapas y no culminarlo dará origen a lo que llamamos “duelo patológico”. Freud habla de cerca de dos años.
En términos generales, tres son los ejes que se abordan en lo que se refiere a las etapas del duelo, el primero un acercamiento psicoanalítico dado por Freud, el segundo un acercamiento post freudiano dado por Lindermann y Schultz y el acercamiento desde la corriente evolutiva de la Dra. Kübler-Ross.
Estos niveles se relacionan entre sí, y como en varios aspectos de la psicología pueden tender una red que nos permita entender mejor este proceso.
La primera etapa para Freud es el EXAMEN DE LA REALIDAD, en la que se da el primer acercamiento hacia el hecho real de la pérdida, se alinea con la primera etapa para Lindermann y Schultz, la NEGACIÓN, que funciona como un mecanismo defensivo natural, ante el sentimiento de tristeza y desconsuelo por la pérdida, poco a poco los momentos en los que se acepta la pérdida y los momentos en los que se le niega se van alternando y gradualmente comienzan a ser más los momentos en los que la ausencia del objeto se integra al nuevo esquema de la realidad. 
Este proceso de negación se empareja también con la teoría de Kübler-Ross, quien la denomina como la primera etapa de cinco, con el mismo nombre: negación. A continuación, en esa misma teoría se presenta la IRA, ante la aceptación de que el objeto se ha perdido ya, el mecanismo de defensa es la proyección, la idea absoluta de presencia o ausencia, que se dirige hacia otros objetos, personas u abstracciones a las cuales se les culpa o recrimina de “ser o estar” a diferencia del objeto que ya “no es ni esta”, incluso se llegan a diseñar culpables, que según la perspectiva de la persona, quizá originaron la pérdida, la facilitaron o no la impidieron, termina con una percepción de nulidad respecto a aquello hacia lo que se vuelca la ira, no “es” como tampoco el objeto “es”, pareciera que la pérdida aumenta o se duplica. 
Luego de este paso se da pie a la siguiente etapa en las tres teorías, es decir la segunda para Freud, la ACEPTACIÓN DE LA PÉRDIDA, la segunda para Lindermann y Schultz llamada FASE AGUDA DEL DUELO, y el avance entre la segunda y tercera para Kübler Ross, la IRA y LA NEGOCIACIÓN. En este punto lo que tienen en común las etapas, es el enojo ante los objetos sobre los que se proyectan las dos pulsiones más básicas, eros y tánatos, vida y muerte, y comienza a surgir la tristeza ante una ya aceptada pérdida del objeto original, la sobrecarga de recuerdos y pensamientos sobre ese objeto da poco a poco la oportunidad de negociar o retrasar el efecto de la pérdida, el dolor que ha causado, más ya no la perdida en sí, realidad que si bien se va asimilando, confronta y enlaza los duelos paralelos (otras pérdidas que la persona ha tenido y cuyos procesos de elaboración siguen sin realizarse por completo). El desligamiento afectivo del objeto es paulatino y mientras se da, las actividades propias pierden interés, la carga psicológica está dedicada al desligamiento de la relación objetal (lo que nos hace sentir involucrados con el objeto que perdimos y que dependía de su permanencia en gran medida). El afecto hacia “lo perdido” es ambivalente. Todo esto da pie a un proceso de identificación, de entendimiento y empatía que permitirá que el duelo siga avanzando, hacia siguientes etapas.
Se entra así, posteriormente en la tercera fase de Freud, la IDENTIFICACIÓN CON EL OBJETOPERDIDO, y la DEPRESIÓN para Kübler Ross, sin avanzar aún a la última etapa para Lindermann y Schultz. En este punto la identificación permite una escisión al objeto perdido, se entiende que nunca fue tan bondadosa su presencia ni es tan cruel su ausencia, quien sufrió la pérdida comienza a ver elementos que aquello que se fue dejó en él, en este momento hay un reacomodo de la identidad del sujeto, y es un proceso que genera estados depresivos, sin embargo la identificación incluso para el mismo Freud no parecía ser el objetivo final de esta etapa, sino más bien la posibilidad de que el sujeto tome una decisión de pasar a la siguiente, más allá de la pura identificación toma relevancia entonces la voluntad de identificarse o no con el objeto perdido, de vivir o seguir pese a la pérdida, la decisión final, se conjuga con un cumulo de la expresión del duelo, la persona se ha desahogado y ha podido ir canalizando sus emociones poco a poco, es este el punto crucial de esta etapa. Pareciera en ambos autores (Freud y Kübler-Ross) un momento en el que el duelo puede estancarse o avanzar. 
RELACION TEORIAS DEL DUELO(1)
Finalmente, se da gracias a la etapa anterior el paso a la etapa final en las tres teorías, SUSTITUCIÓN O RECONEXIÓN OBJETAL para Freud, FASE DE RESOLUCIÓN DEL DUELO para Lindermann y Schultz y ACEPTACIÓN para Kübler Ross. En esta etapa quien sufrió la pérdida reconecta los “cables sueltos”, cargando los sentimientos y pulsiones (las cargas motivacionales y afectivas) hacia todos los puntos en los que repartió anteriormente al objeto: hacia sí mismo con la identificación, hacia otros con la ira o hacia el mismo objeto con la identificación y la escisión objetal de las etapas anteriores. Al realizar esto el sujeto sustituye lo perdido con una idea, o una serie de ideas, que le permitirán resolver la pérdida y aceptarla ya integrada a su realidad como algo que le ha de provocar una identificación, además de la posibilidad de recargar las emociones e ideas reintegradas hacia un “nuevo objeto”, permanece así elaborado una imagen, un recuerdo de algo que fue parte de la persona o de lo que la persona formo parte, y a través de esta nueva construcción en su realidad, como los cimientos de una ciudad nueva tras las ruinas de la ciudad vieja, erigirá una restructuración de sí mismo reconectándose con la realidad, una realidad ya sin el objeto perdido.



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LA ANGUSTIA

 Por Cinthya Trejo Z.

               Del latín angustĭa (“angostura”, “dificultad”), la angustia es la congoja 
o aflicción.  Se trata de un estado afectivo que implica un cierto malestar 
psicológico, acompañado por cambios en el organismo (como temblores, 
taquicardia, sudoración excesiva o falta de aire).
 
       La angustia es una reacción afectiva  se presenta en toda neurosis y es el núcleo dinámico de esta,  puede causar reacciones fisiológicas intensas tales como taquicardia, sudoración, temblor, etc. 
       A diferencia del miedo en la angustia no existe un peligro evidente, si no subjetivo y oculto es decir una persona experimenta miedo de muerte cuando padece una enfermedad grave o está ante un asaltante que le apunta con una pistola ahí el peligro es evidente y objetivo, mientras que alguien puede experimentar angustia de muerte por el sólo hecho de salir a la calle y pensar que será agredido por un asaltante o que la arrollará un auto etc. Peligros no observables. Sin embargo para la persona que experimenta la angustia estos peligros están presentes y son reales debido a que la intensidad de su angustia es proporcional al significado  que esa situación tenga para ella.

Ahora bien algunos neuróticos reportan y se dan cuanta claramente de que sienten angustia ya sea en situaciones específicas o en general pero hay otros que no dan cuenta de esto aunque claramente presentan esta angustia en su vida diaria, esto se debe ya que la angustia es un afecto muy tormentoso e incluso insoportable , por ello en ocasiones y dependiendo del individuo hallaremos la manera ya sea consiente o no de no sentirla ya que nos sentimos indefensos y dominados por este afecto con carácter irracional el cual marca o advierte implícitamente que hay algo que debemos modificar y que no anda bien en nosotros.

                      Por tanto existen métodos para evitar esta angustia como lo son la racionalización que es un recurso demasiado usado en los neuróticos y que por ello en el trabajo psicoanalítico no es objetivo el persuadirlos de que no es un temor racional si no ver el significado que para ellos tiene cierta situación o evento.  
Otra manera es la negación, al negar la angustia se puede somatizar, aquí vemos por ejemplo las reacciones fisiológicas antes mencionadas como taquicardia, mareo, sudoración etc., o también podemos negarla de manera consciente a base de un esfuerzo de voluntad pero esto solo ayudara  a una de las tantas manifestaciones de la angustia . Otra manera es narcotizarla con alcohol y narcóticos o de manera más sutil demostrada en comportamientos específicos.  La ultima forma de escapar  de la angustia seria rehuir de ella evitando toda situación, idea o sentimiento que la provoquen, llegando incluso a la inhibición.

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MECANISMOS DE DEFENSA

 

Por Fernando Arrieta L.

Sublimación:
               El impulso se canaliza hacia una forma más aceptable, es derivada hacia un nuevo fin. Una pulsión sexual se sublima hacia una finalidad no sexual, apuntando a objetos valorados socialmente, como la actividad artística y la investigación intelectual. Por ejemplo, el deseo de un niño por la exhibición, puede sublimarse mediante una carrera en el teatro.
Represión:
               Es el mecanismo por el cual el inconsciente borra eventos y pensamientos que serían dolorosos si se mantuvieran en el nivel consciente. Por ejemplo, el olvido del cumpleaños de un familiar fallecido. Es uno de los mecanismos de defensa más empleados.
Proyección:
               Los sentimientos o ideas estresantes, son proyectados hacia otras personas u objetos cercanos que se encuentran en el exterior, por ejemplo, creer que un hermano y no uno mismo es quien teme ir al doctor.
Negación:
               Es el mecanismo por el cual el sujeto trata aspectos evidentes de la realidad como si no existieran. Por ejemplo, no reconocer que se haya cometido un error o que haya ocurrido un suceso doloroso.
 
 
Introyección:
               Es el mecanismo por el cual una persona incorpora elementos de la personalidad de otra. Por ejemplo, identificar como propia la valentía de alguien más ante una situación estresante o amenazante, al saberse inconscientemente con la carencia de la misma.
Regresión:
               Es un mecanismo que lleva a retomar el nivel de desarrollo anterior, más infantil. Por ejemplo, el comportamiento de los niños cuando nace un hermano (chuparse el dedo, orinarse, etc.). La intención es permanecer en un lugar que se piensa es menos hostil para el yo, sin embargo generalmente es al contrario.
Formación reactiva:
               Detiene la aparición de un pensamiento doloroso, sustituyéndolo por otro más agradable evitando así que aparezca en el consciente el verdadero pensamiento doloroso o indeseado. Por ejemplo, cuando una persona plantea que él deseaba que lo despidieran del trabajo para no reconocer su pesar al haber sido despedido.
Aislamiento:
               Es un mecanismo por el cual se divorcian los recuerdos de los sentimientos, como manera de soportar los hechos. Por ejemplo, separar la carga emotiva en el fallecimiento de un familiar cercano.
Desplazamiento:
               Es un mecanismo por el cual, se desprende un hecho o persona de los sentimientos asociados, y éstos son adjudicados a otro hecho o persona. Por ejemplo, es lo que suele suceder con las personas que desquitan sus frustraciones con sus mascotas.
Condensación:
               Es un mecanismo por el cual, elementos del inconsciente se reúnen en una sola imagen u objeto. Consiste en la concentración de varios significados en un único símbolo, permite la descarga de contenido inconsciente.
Racionalización:
               Se sustituye una razón real que no es aceptable, por otra que resulte aceptable a nivel social o a nivel personal incluso. Por ejemplo, justificar o “racionalizar” un enojo o arranque de ira argumentando que era necesario o inevitable por alguna singularidad de la situación que vuelva dicho enojo pertinente.
 
 
 
Intelectualización.
               La intelectualización es un mecanismo de defensa, donde el razonamiento se utiliza para bloquear la confrontación con un conflicto inconsciente y su estrés emocional asociado, mediante el «uso excesivo de ideación abstracta para eludir sentimientos difíciles». Implica apartarse a uno mismo, emocionalmente, de un suceso estresante. La intelectualización puede acompañar a la racionalización, pero difiere de ella.





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EL DUELO Y SUS ETAPAS
Por Fernando Arrieta L.

Desde la perspectiva de Freud el duelo consiste en el proceso que se desata como reacción a una pérdida, ya sea esta de un ser amado o de una abstracción equivalente, es decir, puede ser desde la pérdida de un familiar hasta la de un concepto como el trabajo, la libertad o nuestros planes. La reacción es por si misma dolorosa y requiere un tiempo durante el cual seguirá un proceso en la cual se llevara a cabo una aceptación de la pérdida, como punto culminante del duelo. Freud habla de cerca de dos años.

En términos generales, tres son los ejes que se abordan en lo que se refiere a las etapas del duelo, el primero un acercamiento psicoanalítico dado por Freud, el segundo un acercamiento post freudiano dado por Lindermann y Schultz y el acercamiento desde la corriente evolutiva de la Dra. Kubler Ross.

Estos niveles se relacionan entre sí, y como en varios aspectos de la psicología pueden tender una red que nos permita entender mejor este proceso, finalidad que se persigue como objetivo central.

La primera etapa para Freud es el EXAMEN DE LA REALIDAD, en la que se da el primer acercamiento hacia el hecho real de la pérdida, se alinea con la primera etapa para Lindermann y Schultz, la negación, que funciona como un mecanismo defensivo natural, ante el sentimiento de tristeza ante la pérdida, poco a poco los momentos en los que se acepta la pérdida y los momentos en los que se le niega se van alternando y gradualmente comienzan a ser más los momentos en los que la ausencia del objeto se integra al nuevo esquema de la realidad. Este proceso de negación se empareja también con la teoría de Kubler Ross, quien la denomina como la primera etapa de cinco. A continuación, en esa misma teoría se presenta la ira, ante la aceptación de que el objeto se ha perdido ya, el mecanismo de defensa es la proyección, de eros y tánatos, de vida y muerte en otros objetos u abstracciones a las cuales se les culpa o recrimina de SER a diferencia del objeto que ya no ES, o de NO SER como tampoco el objeto ES.
En este paso se da pie a la siguiente etapa en las tres teorías, es decir la segunda para Freud, la aceptación de la pérdida, la segunda para Lindermannn y Schultz llamada fase aguda del duelo, y la segunda y tercera para Kubler Ross, la ira y la Negociación. En este punto lo que tienen en común las etapas, es el enojo ante los objetos sobre los que se proyectan las dos pulsiones mas básicas, eros y tánatos, y la tristeza ante una ya aceptada perdida de el objeto original, la sobrecarga de recuerdos y pensamientos sobre ese objeto da poco a poco la oportunidad de negociar o retrasar el efecto de la perdida mas ya no la perdida en si, el desligamiento libidinal del objeto es paulatino y mientras se da las actividades propias pierden interés, la carga psicológica esta dedicada al desligamiento de la relación objetal ambivalente con el objeto perdido, esto da pie a un proceso de identificación que permitirá que el duelo siga avanzando, hacia siguientes etapas.

Posteriormente, se entre en la tercera fase de Freud, la Identificación con el Objeto Perdido, y la depresión para Kubler Ross, sin avanzar aun a la última etapa para Lindermann y Schultz. En este punto la identificación permite una escisión al objeto perdido, quien sufrió la perdida comienza a ver elementos que lo perdido dejo en él, en este momento hay un reacomodo de la identidad del sujeto, y es un proceso que genera estados depresivos, sin embargo la identificación incluso para el mismo Freud no parecía ser el objetivo final de esta etapa, sino mas bien la posibilidad de que el sujeto tome una decisión de pasar a la siguiente, mas allá de la identificación se encuentra entonces la voluntad de identificarse o no con el objeto perdido, de vivir o seguir pese a la perdida o no, como punto crucial de esta etapa. Pareciera en ambos autores (Freud y Kubler) un momento en el que el duelo puede estancarse o avanzar.
Finalmente, se da gracias a la etapa anterior el paso a la etapa final en las tres teorías, Sustitución o Reconexión Objetal para Freud, Resolución del Duelo para Lindermann y Schultz y Aceptación para Kubler Ross. En esta etapa quien sufrió la perdida reconecta los cables sueltos por así decirlo, cargando los sentimientos y pulsiones hacia todos los puntos en los que repartió anteriormente al objeto, hacia si mismo con la identificación, hacia otros con la ira o hacia el mismo objeto con la identificación y la escisión objetal de las etapas anteriores. Al realizar esto el sujeto sustituye lo perdido con una idea, o una serie de ideas que le permitirán resolver la perdida y aceptarla ya integrada a su realidad como algo que le ha de provocar una identificación, y a través de la cual, como los cimientos de una ciudad nueva, tras las ruinas de la ciudad vieja, erigirá una restructuración de su ser reconectándose con la realidad, una realidad ya sin el objeto perdido.

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