EL COMPLEJO DE EDIPO EN LA NIÑA

 

EL COMPLEJO DE EDIPO EN LA NIÑA
Por Fernando Arrieta L.

En la etapa fálica hacia los 3 y medio años descubre que el niño posee una “cosa” que ella no tiene (el pene), primero negara el hecho y después se mostrara celosa, convencida de que si espera le crecerá y lo desea fervientemente. Ella se siente desfavorecida y  hace responsable a su madre del hecho de su mutilación sexual, la envidia del pene se convierte en el tema de sus fantasías masturbatorias fálicas. La niña pasa habitualmente por un periodo de exhibicionismo como si el hecho de ser admirada le permitiera identificarse con los que la miran. Si la niña exhibe “nada” lo hace a manera de “negar que no tiene nada”. También en la niña se muestra una culpabilidad que acompaña siempre a la angustia de castración fálica. El primer factor de la angustia de castración será la usencia del pene identificado como una castración ya realizada. En el caso de la niña es una mujer la que representa el papel del rival adulto, la niña puede sin peligro para su sexualidad identificarse con “la que no tiene pene”. A diferencia del varón en la niña la angustia es peligrosa antes del Edipo ya que puede impedir al Edipo instalarse normalmente y en el varón lo que impide es que se solvente. Cuando la niña percibe su castración fálica, catectiza a su madre de una recrudescencia de libido pasiva, para captar su ternura, utilizando una mayor parte de la libido agresiva sublimada en la conquista de los conocimientos de las personas mayores. Pero la niña al darse cuenta que la espera por su pene no ha dado frutos y que la madre no le otorga el regalo pedido y también ella carece de este, descubre que tiene que renunciar a él para siempre, esta realidad viene a contradecir las fantasías masturbatorias clitorídeas, ya que la excitación del clítoris solo proporciona desilusiones; el retiro de catexis de la zona erógena fálica no puede realizarse en la niña sin compensación, de tal manera que el abandono de la masturbación clitoridea  se ve acompañado de un desplazamiento hacia el rostro y el cuerpo entero, aparece el gusto por el adorno, el peinado, las joyas etc. Este deseo de gustar le satisface su amor propio permitiéndole renunciar a las prerrogativas fálicas y reconciliándola con el sexo masculino, recupera la confianza en sí misma, y trata de conquistarlos, es curioso que sea debido a la envidia del pene que ella se dirige a los hombres para captar su admiración.
La madre castrada como ella ya no es temible, la intensa culpa que podía despertar en ella ha perdido su carácter doloroso y angustiante. Es muy importante que la niña se resigne a dar por perdidas sus fantasías clitorídeas y las ambiciones fálicas que ocultan, y que admita sin amargura el no ser un varón. El conflicto seria de no ser así el reprimir, mediante las prohibiciones del superyó, la sexualidad fálica por lo que la libido se vería obligada a regresar y a tomar actitudes erógenas y afectivas anteriores, de lo que surgirán trastornos de carácter.
Poco después la niña descubrirá la excitación de los pezones, cuando la masturbación genital no ha sido prohibida desplaza la envidia del pene hacia la envidia de tener unos senos como los de su madre para gustarse a sí misma.  En los casos en los que la zona vaginal erógena se convierte en el centro de las emociones libidinales de la niña (acompañadas de las fantasías edípicas)  estaremos entonces frente a un desarrollo afectivo y cultural próspero. La niña continúa tratando cada vez más de identificarse con la madre; la identificación por ambición, que no está matizada por fantasías fálicas sino por fantasías de ambición femenina, se convierte en fuente de alegría y no de culpa. El hecho de retirar la catexis libidinal de la madre no está todavía acompañado de agresividad (la niña se muestra menos sensibilizada a todo lo que dice y hace su madre que a lo proveniente  del padre). Las pulsiones agresivas sublimadas serán usadas todas, y sus pulsiones pasivas ayudaran a su deseo de complacer y seducir a los adultos fuertes que pueden protegerla (en especial a los hombres). El medio por el que realizara esta seducción del padre es  halagándolo y luchando contra su madre y contra los niños, se vuelve entonces orgullosa de su sexo al pensar que el padre la prefiere.
Las fantasías lúdicas femeninas vaginales influyen en el juego de muñecas (aprox. a los 5 años, le gusta tener solamente una o dos muñecas) proyectando hacia ellas su sentimientos de culpa liberándose de pulsiones agresivas que su yo no pude tolerar, empieza a construir su superyó que “habla” como la madre, pero cuya severidad es solo el reflejo de la agresividad interior de la niña. La niña se vuelve cada día mas coqueta con su padre, declara abiertamente que él es su marido y que tendrán hijos. Pero la realidad presente es que la madre es la esposa de papá y la niña es visiblemente inferior a ella. El complejo de Edipo es menos dramático en la niña que en el niño, pues si bien en la niña  la hostilidad para con la madre es grande, es más sorda. La niña tiene fantasias en las que mata a la madre y hay conflictos familiares en los que se muestra impertinente y trata de culpar a la madre ante los ojos del padre, actitudes y fantasías similares a las del niño. Frecuentemente llega a renunciar a la rivalidad edípica antes del periodo de latencia, sin que se pueda realmente decir que por ello ha solucionado ya su complejo de Edipo. Cuando el padre no es neurótico y es tierno con su hija esto bastara para la felicidad de ella, al menos hasta la pubertad y facilitara sus buenas relaciones sociales con los niños de su edad. Es en este momento solamente  cuando se anuncian conflictos edípicos un poco más marcados, aun en el caso de que el padre estimule a su hija a procurarse amistades entre los muchachos y no este celoso de ellos, la niña pasara insensiblemente de su padre  a su sustituto amoroso , el hombre joven. Ella liquidara entonces su complejo de Edipo, sin jamás sufrir por ello una gran angustia, ya que protegida por su padre, la niña ya no teme no hacer caso de los obstáculos que su madre podría interponer en el camino de su vida sexual genital.
Una situación particular por el sexo de la niña es descubrir el misterio de nacimiento, con el que se inquieta y tiene miedo por el sufrimiento que puede traer consigo, esta es la segunda fase del complejo de castración en la niña, la angustia de castración vaginal (víscero-vaginal). Si la madre permite a su hija independizarse las cosas resultan bien, pero si no lo hace  destruye la confianza que la niña necesita tener en sí misma, por lo tanto los sentimientos de culpa inconscientes respecto de su madre empujan a la niña a presentar un complejo de castración vaginal patológica. Puede operarse una regresión libidinal, pero la niña puede luchar con dicha castración, mediante el renunciamiento a su narcisismo femenino normal o por la proyección de la agresividad contra su madre. En los casos menos graves donde no ha habido regresión fuerte sino solo represión exterior soportada pacientemente, la joven en el momento de ser cortejada retomara su desarrollo justo donde se quedó.





GRACIAS POR LEERNOS




Compartir

EL COMPLEJO DE EDIPO EN EL NIÑO

EL COMPLEJO DE EDIPO EN EL NIÑO
Por Fernando Arrieta L.
El complejo de Edipo se desarrolla en la etapa fálica en la cual el niño se siente favorecido ya que él tiene un pene a diferencia de la niña, lo cual provoca que aprecie su pene aún más, llevándolo a una catectizacion libidinal sobre la confianza en sí mismo, de tal suerte que las manifestaciones de triunfo serán exageraciones de los componentes sádicos. Para el niño el objeto de amor afectivo seguirá siendo la madre y más ahora porque le “agradece” el hecho de ser niño y haberle dado un pene, por esta razón al objeto de su amor desea conseguir su a su vez el amor y admiración de ella valiéndose de medios agresivos que afirman su sexualidad y  que harán según el niño que su madre sienta orgullo de él, y de manera indirecta su padre. Poco a poco el apego con su madre ira en aumento, quien estimula en él niño el orgullo sobre los hechos y proezas del niño, se muestra contenta y orgullosa de los progresos que logra en el campo de la resistencia física, de las iniciativas dichosas y de las conquistas intelectuales , todas estas actividades que el niño realiza en esta etapa son animadas por la presencia de la madre, de la relación con ella depende el tono de sus emociones, a través de las que tomara contacto con sus nuevos objetos de amor .
El niño ira abandonando sus fantasías y sus juegos solitarios, los cuales serán sustituidos por juegos compartidos en los que busca la compañía de otros niños de su edad o mayores (excluyendo a niños pequeños y niñas). Gusta de actividades riesgosas, donde se muestre audaz ya que experimenta placer por mostrarse resistente, valiente, aventurero  y astuto. Por ello cuando tiene un accidente o incidente penoso (“precio de sus adquisiciones viriles”) el niño se muestra valiente y aguanta el dolor o la pena frente a su padre y amigos y reserva su llanto para cuando esta con la madre con la cual puede llorar sin preocuparse. Ella no lo humillara y cuidara de él aminorando la importancia de tal fracaso y estimula su espíritu de revancha, buscando con él los medios para superar las causas de su inferioridad. El niño llega así a dominar las verdaderas dificultades, sus hazañas del tipo lúdico simbólico o del tipo cultural, social o escolar, son para el descargas eufóricas de sus pulsiones sexuales. El objetivo hedónico primitivo es él mismo sublimado en objetivo sentimental (gustar y causar placer). Es la edad caballeresca.
Esta conducta, caballeresca y varonil del niño acarreara consecuencias afectivas, el niño celara y sobreestimara al padre porque es su rival frente a la madre, por tanto tratara de superarlo por todos los medios que le sean posibles y de aprender todo lo necesario para ser como él y así cautivar y complacer  a su mamá como su padre lo hace , de esta manera se conforma un esbozo del superyó, con un niño haciendo lo que más le conviene y evitando lo que menos, guiándose por  el sentido moral sobre el placer inmediato. Poco a poco se presentan más claras las fantasías edípicas del niño, las cuales se enfrentan a una realidad contraria, la inferioridad de edad de él, esta realidad aun el niño no la puede admitir y le es dolorosa. Al mismo tiempo se dan fantasías agresivas respecto al padre, por estas últimas el niño experimentará culpa ya sea que el padre se muestre o no alterado sobre esta situación, independiente de toda intervención exterior se dará la culpa debido al funcionamiento del inconsciente del niño quien proyectara en su padre sus sentimientos, quejándose con la madre de la severidad del este y dirá que el padre esta celoso de él (lo ideal sería que la madre no reprochase al padre, ya que el padre puede perder firmeza y superioridad ante los ojos del niño y esto es lo que internamente el niño admira de su rival). Se presentaran manifestaciones hostiles contra el padre, conflictos, desobediencias para que su padre lo regañe y el niño se queje con la madre.
Si el padre es viril y sano, severo pero justo, el complejo de Edipo no tendrá dificultad en desarrollarse normalmente porque la imagen del padre es capaz de soportar la agresividad inconscientemente violenta del niño, sin crearle al niño la necesidad de buscar el autocastigo por sentimientos de culpa. La única manera para el niño de salir adelante es renunciando definitivamente al objeto primitivo y sublimando las pulsiones que apuntan a conquistar a su madre, el niño se ve forzado a abandonar la lucha con su padre. Como se planteó anteriormente ya que el niño quiere remplazar al padre pero también imitarlo, generara una doble actitud la cual, sin neurosis, donde el niño puede expresarse y donde la madre no interviene en la relación y altercados del niño con el padre , la madre que ya ha escogido al padre (por tanto la competencia entre ambos no es real) puede consolar al niño y no culpar al padre y así la madre contribuye a la formación del superyó genital verdadero en el niño. Cuando ello sucede el niño renunciara más fácilmente a esta rivalidad ya que vera lo inútil de su actitud, la competencia podrá orientarse hacia la conquista de objetos de desplazamiento, puede desplazarla hacia las amigas del padre (amistades amorosas platónicas o se corre el riesgo de que la angustia de castración reaparezca), el niño también podrá sublimar su libido genital en las actividades o la misma carrera que el padre.
En los casos donde el niño efectivamente logra separar a los padres y esta agresividad consiente triunfa al separarlos, el niño no podrá identificarse con el padre, porque dicha identificación requiere que el varón sea un rival afortunado, elegido por la madre. Los niños que permanezcan amorosamente fijados a la madre no podrán comportarse sexual y afectivamente como adultos.





GRACIAS POR LEERNOS




Compartir

ETAPA FÁLICA

 

ETAPA FÁLICA

Por Cinthya H. Trejo Z.
El desinterés por las materias fecales, impuesto al niño, es aceptado por él para dar gusto a sus educadores logrando que su interés se centre en la zona erógena fálica. A partir de la disciplina del esfínter vesical, exigida por los adultos menos perentoria y precozmente que la del esfínter anal, aparece la masturbación secundaria (lo cual es absolutamente normal) pero cuando esta masturbación es muy manifiesta y persiste en presencia de los adultos a pesar de sus prohibiciones, esto prueba que a la pulsión libidinosa se ha venido a añadir una reacción neurótica.
La curiosidad sexual comienza desde antes del tercer año, en pleno período sádico-anal. Su primer objetivo es saber de dónde vienen los niños. Los «porqués» irritantes de los niños de cuatro años no aparecen sino tras las primeras reacciones de éstos ante las preguntas directamente sexuales y la noción de «prohibido» que el niño ha sacado de ahí.
Después llega la curiosidad del niño acerca de la diferencia entre un niño y una niña y poco a poco advierte que los niños orinan de pie y las niñas no, considerándose superior así la niña comienza imaginar que el clítoris le crecerá. En el niño, será preciso que se le alerte por amenazas de mutilación genitales, para tomar clara conciencia de que la niña no tiene «eso” (entre de los 5 o 6 años) ya que antes de los 6 años el niño  piensa que la niña tiene uno más «pequeño; sin embargo aún en el caso en que acepta la falta de pene en las niñas, a menudo subsiste la creencia en una madre fálica.
En esta etapa se dan fantasías ya que los afectos libidinales que se refieren la madre  como objeto adoptan casi siempre esta forma de fantasías que le conciernen, estas acompañan todas las manifestaciones de la actividad del niño y entre otras; la masturbación en especial. Esta, en el caso de la niña, no es todavía más que clitorìdea.  La atmósfera afectiva de estas fantasías masturbatorias es sadomasoquista (prevalece sadismo en el niño y masoquismo en la niña).
Se da la observación de la actividad de la madre (mirada erotizada dirigida a la madre) y la reflexión sobre sus palabras, que son para él resonancias sonoras que conducen niño a adquirir dos nociones de una importancia considerable.  Hasta entonces el niño actuaba según sus pulsiones inmediataspero poco a poco enseña al niño la noción de tiempo ahora hay un enseguida y un mañana pero será más tarde aun cuando cobrará noción del pasado.
También el niño aprende a observar los numerosos motivos de los movimientos y los actos del adulto. Se da cuenta de que un objeto tiene muchos usos y desarrolla así en él mismo la necesidad de generalización, Se despega así por vez primera del interés exclusivo en las cosas por relación a sí mismo. Gracias a esto ahora el podrá resolver problemas por sí mismo y buscara los objetos para realizar ciertas actividades sin necesitar  para todo del adulto.
Como dijimos en esta etapa se dará  la curiosidad por su pene y pensara que para es hacer pipí pero y al darse cuenta de que las niñas pueden hacerlo sin él, buscará otra respuesta y al no encontrada, valorará tanto más la superioridad mágica que esto le otorga (Es aquí donde puede entrar en juego la angustia primaria de castración).
Otro descubrimiento en esta etapa, el de la muerte esto hasta que haya insistido con suficiente empeño para obtener la igualdad de fuerza, de movimiento y de saber del adulto. Es preciso que sus ambiciones choquen con la realidad. Para el matar es inmovilizar, es solamente lo que comprende el niño en el estadio anal y al comienzo del estadio fálico. En cuanta al sentido real de la muerte, será necesario ver morir a un animal o a un ser amado para captar el sentido de la ausencia sin retorno, de la pérdida definitiva del objeto.
Charlar es signo de una actividad mental fisiológicamente sana para todo niño de menos de 7 años,El silencio y la inmovilidad del niño bueno son rara vez para él otra cosa que una mutilación dinámica, una reducción al estado de, objeto fecal; muerte  impuesta y sufrida.
En esta etapa, la niña o el niño a quien su madre abandona a sus ojos de pequeño déspota amoroso, da cuenta de que no es el único interés de su madre.
Se da cuenta de que hay un rival en la persona de su padre, para el niño el padre investido previamente de una gran afección y que para él es un ser fuerte;  se va convirtiendo  en un rival. Hacia los 4 años y medio a más tardar, el niño entra en abierta lucha emocional con su padre y entra en el periodo de Edipo, en la niña se da hacia los 3 años y medio o  4,  ella se comporta frente a su padre como una pequeña amante. Empieza la curiosidad por la intimidad de los padres.
Para plegarse a la naturaleza el niño deberá no solamente abandonar su rivalidad, a veces odiosa, con el progenitor del mismo sexo sino identificarse con él, Además del complejo de castración,la disminución de las demandas libidinales, inherente a la fase de latencia, concurrirá a ayudarle en este paso difícil.
En la gran generalidad de los casos (con padres psíquicamente sanos)  la hija es más dócil, menos agresiva y menos ruidosa que el niño, ella se identifica en todo lo posible con su madre, imitando sus  acciones, gestos y palabras y él se identifica con el padre  siempre que puede así como con los hombres a los que ha podido observar. (Lo contrario es sintomático de una reacción neurótica).
Compartir

ETAPAS DE DESARROLLO F. Dolto.

Por Cinthya Trejo Z.
ETAPA ANAL: (1 a 3 años)
En ésta el  90% de los intercambios con los adultos son a acera del alimento, del aprendizaje de la limpieza y control de esfínteres.
En el 2do año del bebé tendrá especial importancia la zona anal (sin destronar aun  por completo a la zona bucal); para entonces el niño ha alcanzado un mayor desarrollo neuromuscular y  la  libido provocará la retención lúdica de las heces y es en este momento de la vida del niño se pude dar el primer descubrimiento del placer autoerótico masoquista (debido a la progresión general del bolo fecal y su aparición en el recto que no son actos voluntarios y por tanto pueden dar paso a sensaciones sentidas pasivamente)
El aseo será realizado por la mamá del pequeño por lo tanto si  ella está, contenta del él, el  aseo transcurrirá en una ambiente agradable pero si ha ensuciado sus pañales será regañado y llorará. Sin embargo como ya vimos la zona anal ahora está cargada de libido y este aseo será por si solo placentero  por ello  el niño comenzará a sentir emociones contradictorias asociadas a su mamá, este será su primer descubrimiento de una situación de ambivalencia. Si el niño expulsa sus  heces cuando el adulto lo solicita se convierte en una forma de recompensa  del niño hacia su mamá,  si se rehúsa habrá desacuerdo con ella, entonces el  niño descubre la noción de su poder y  de su propiedad: sus heces. (Se da un descubrimiento de placer sádico).
Pero expulsar sus excrementos a horas fijas y  la  prohibición de jugar con ellos significa para él una renuncia y el niño renunciara a un placer pero a cambio de otro,  aquí la identificación es uno de esos placeres. Sin embargo  el modo de relación inaugurado en relación con las heces no puede desaparecer, siendo  preciso que el niño encuentre sustitutos sobre los que pueda desplazar sus afectos y así en ligar de jugar con sus excrementos traerá  consigo ciertos objetos que solo él puede manipular y jugar  y en lugar de jugar con sus heces lo hará con  el lodo y la suciedad debido a este desplazamiento , aquí la cuestión más o menos severa de los padres en cuestión de la limpieza en general favorece o entorpecerá el despliegue del niño y su adaptación a la vida social. 
En esta etapa el niño alcanza ahora un desarrollo neuromuscular muy satisfactorio que  le da la posibilidad de imitar al adulto no solo en sus palabras si no en todos sus gestos y se logra la identificación, si le complace molestar y golpear es porque ama al adulto. (La ambivalencia aparecida al final de la etapa oral se consolida). Aquí entra en papel de la educación y se tiene que habituar al niño a una disciplina social ya que  hasta entonces usa su agresividad muscular a capricho (pero habrá que reservarle horas pueda jugar tan brutal y ruidosamente de lo contrario se sentirá aplastado bajo el dominio sádico del adulto y la actividad ulterior quedará ligada en todos los dominios a una necesidad de castigo).
A la etapa anal se remite la formación de los caracteres que hallaron placer en conformarse a las nuevas exigencias que se les planteaban o por otro lado también se encontraran a los obstinados malhumorados, testarudos o al insoportable por su avidez de orden. Es a los componentes dominantes de la fase anal a  los que hay que imputar en el adulto los caracteres posesivos y mezquinos así como los componentes sádicos y masoquistas de este período explican las perversiones correspondientes en el adulto.
El objeto de amor que buscan las personas de este tipo caracterológico no es concretamente  heterosexual u homosexual,  lo que les importa  es volver a encontrar, la modalidad de las relaciones emocionales experimentadas frente al adulto, dominante y sobrestimado a la vez, de esa infancia pre-genital en la que el valor mágico del poder del educador o de la educadora se le imponía a él, corporalmente subyugado, aun en los casos en que su voluntad verbalmente expresada parecía oponerse. Aquí una homosexualidad latente e inconsciente  está implícita en la elección del objeto. 
El niño sobre un esquema dualista, derivado de la catexis anal («pasivo-activo») establecerá con lo  que  lo rodea toda una serie de conocimientos calificados por la relación de este objeto con el propio niño.
El niño dirige sus afectos (pulsiones agresivas destinadas al adulto) hacia objetos dando  a éstos una realidad subjetiva de manera que no aprehende la realidad objetiva sino según las repercusiones agradables o desagradables que ella tenga sobre su propia existencia. 
El tipo de pensamiento es esta etapa es un pensamiento caracterizado por mecanismos de identificación y de proyección: estas proyecciones se efectúan siempre  en el cuadro dualista inherente a la ambivalencia sadomasoquista de las relaciones objetales.





GRACIAS POR LEERNOS




Compartir

LINEAS DE PERSONALIDAD

EL CONCEPTO DE LAS LINEAS DE PERSONALIDAD
ANNA FREUD

Por Cinthya Trejo Z.

Ana Freud nos habla y expone sobre las líneas de desarrollo en las cuales se busca una interacción entre el ello y el yo y sus distintos niveles de desarrollo y las secuencias de estas de acuerdo con la edad.
Existen diversas líneas de desarrollo y algunas tienen validez para así todos los campos de la personalidad individual, estas trazan un crecimiento gradual en actitudes y comportamientos del niño, ayudándonos a trazar los logros de cierto niño o los fracasos en el desarrollo de su personalidad.
Hay una línea de desarrollo básica la cual conduce desde la absoluta dependencia del recién nacido hasta la autosuficiencia material y emocional del joven adulto, para esta las fase anal, oral y fálica son solo la base congénita de maduración, esta línea se divide en etapas.
La unidad bilógica es una de las etapas de la línea base que se divide en tres fases la autista, simbiótica y de separación-individuación ; la fase de satisfacción de las necesidades (relación anaclitica con el objeto parcial) , en la cual el niño tiene urgencia de necesidades somáticas y la madre tiene que satisfacer estas; La etapa de constancia objetal donde no tiene que ser satisfechas sus necesidades para que se mantenga una imagen positiva el objeto; la relación ambivalente de la fase preedipica sadicoanal la cual se muestra con actitudes del yo de depender , torturar, dominar y controlar a los objetos amados; la fase fálico edipica centrada en el objeto , se tiene una actitud posesiva hacia el progenitor del sexo contrario , curiosidad , deseo de proteger , actitudes exhibicionistas , celos y rivalidad hacia el progenitor del mismo sexo; la fase de latencia aquí se da una transferencia de la libido de las figuras parentales hacia otras personas , objetos o ideales; la etapa de preludio preadolescente hay un retorno a conductas del objeto parcial ,de satisfacción de las necesidades del tipo ambivalente; y por ultimo termina con la lucha del adolescente en esta se niegan ,contrarrestan y cambian vínculos con sus objetos infantiles y seda una supremacía genital transferida al sexo opuesto.
Todas estas etapas como mencionamos forman parte de la línea de desarrollo básica pero podemos encontrar otras líneas de desarrollo como son las siguientes:
è Líneas de desarrollo hacia la independencia corporal:
Desde la lactancia a la alimentación racional: el niño debe regular de modo activo y racional la ingesta de alimentos y también hacerlo de manera independiente. En esta
è Se pueden ver la etapa de lactancia, seguida del destete, transición hacia comer solo, luego vendría el comer solo, después la desaparición gradual de la razón comida –madre en el periodo edipico y por último la desaparición del a sexualización de la comida durante el periodo de latencia.
è De la incontinencia al control de esfínteres: en la cual tenemos como finalidad la modificación, transformación y control de las tendencias uretrales y anales, se observan conflictos entre el ello, yo y superyo y las fuerzas ambientales. Solo al completarse las cuatro fases que comprenden esta línea se asegura por completo el control de esfínteres cuando este ya no depende de las relaciones objétales.
è De a irresponsabilidad hacia la responsabilidad del cuidado corporal: de manera lenta y gradual el niño también asume la responsabilidad del cuidado y protección de su cuerpo contra los daños que podría llegar a tener, ya que el niño deposita la mayoría de estos cuidados en la madre. Primero la agresión se dirige desde el propio cuerpo hacía el mundo exterior, después se dan un avances en el funcionamiento del yo tales como la orientación en el mundo exterior, la comprensión de causa y efecto y el control de deseos peligrosos en beneficio del principio de realidad y la última etapa se caracteriza por la aceptación voluntaria de las reglas de higiene y sanitarias.
è Desde el egocentrismo al compañerismo: que como su nombre lo denota primero se tiene una perspectiva narcisista y egoísta, mas tarde se mira a los demás como objetos inanimados y pronto se comienza a ver una integración con otros al menos para realizar tarea básicas y por último se ve a ello como compañeros y socios hacia los cuales se pueden tener ciertos sentimientos y amistad.
Todas las líneas anteriores son líneas de desarrollo que comprenden ciertas fases ya que los cambios en el niño son graduales estos cambios son básicos para formas una personalidad armoniosa del niño esto significa que ha alcanzado un nivel esperado en la secuencia hacia la madurez emocional, hay un gran número de niños que alcanzan altos niveles en algunas líneas de desarrollo mientras que en otras no es así esta carencia de equilibrio entre líneas causa dificultades en la niñez , para ayudar a que este desarrollo se dé en condiciones optimas es importante destacar que el vinculo con la madre debe trabajarse y estimularse logrando un sentido de unidad y armonía con ella.





GRACIAS POR LEERNOS




Compartir