ESTRUCTURA BÁSICA DE LAS NEUROSIS

Basado en el libro de Karen Horney La personalidad Neurotica de nuestro tiempo

Horney nos maneja ya una vez abordados los conceptos de angustia y de hostilidad, el origen, o el principio de las neurosis. O mejor dicho, respecto a cómo se maneja en el texto, los principios de la angustia que darían origen a una hostilidad reprimida, que a su vez generaría más angustia y así sucesivamente, desde momentos primitivos de la primera infancia.
Como se ha dicho antes, y como se maneja en la teoría freudiana, la infancia es la base cimentada de la vida adulta. Aún más específicamente las carencias o las virtudes desarrolladas en el entorno del niño y en el niño mismo darán como resultado una serie de elementos en la etapa adulta que corresponderán patológica o sanamente a las primeras experiencias del niño.
Dado esto, es factible observar como el niño comienza a experimentar dentro de las relaciones con los demás, el beneficio o perjuicio de sus necesidades las cuales están basadas en su deseos o pulsiones, y serán permitidas u obstaculizadas por su contacto primario con el mundo, es decir, sus padres. No se habla aquí de la prohibición o el “dar rienda suelta” a las pulsiones del niño, como mero detonante de la neurosis; es por el contrario un factor a considerar dentro de las raíces primigenias de los trastornos neuróticos, y es por lo tanto, importante más allá de la simple prohibición o de la permisividad, el modo en el que se da una u otra.



El niño es perceptible de afecto, y de la carencia de este, para él, puede ser una marca de afecto el que se le permita tal o cual cosa, pero si dicha condescendencia no va acompañada por una muestra sincera de afecto, pierde su validez y su importancia. De otro modo el que se le prohíba algo, puede no representar una frustración para él, más allá de lo controlable, si por el contrario la prohibición va acompañada de afecto, el niño no la percibirá como nociva. Luego entonces, la muestra de límites y modelos de comportamiento serán juzgadas por el niño a través de la conveniencia que de estas se desprenda, si van acompañadas de la mera frustración además del disgusto por siquiera pensar en no cumplirlas serán tomadas como nocivas y generaran a la postre angustia y hostilidad. Si van acompañadas de un resultado favorable, y de la aprobación como correcto funcionalmente, desligada del afecto que es de por si seguro y efectivo de parte de los padres, la situación se tomara como únicamente un medio de delimitación, y no generara sino una modelo propio de comportamiento libre, y del cual no dependa el afecto o no, de los demás.
Toda esta serie de elementos, conforman al final, el tipo de respuesta sobre el que se darán los comportamientos del niño. Sabiendo que son basados en el afecto, la respuesta dada será en torno a cómo vivencia el niño dicho afecto. Por lo mismo, cuando es confrontado entre sus deseos y las imposiciones genera rechazo y conflicto, en mayor o menor medida este será o podrá ser expresado a sus padres respecto a distintas consecuencias, según lo maneja el texto como “lemas”, el niño puede no expresar su descontento o desagrado respecto a la imposición de sus padres, por temor, por temor a perder el cariño, por temor a ser “un niño malo”, o por temor a que no se cumplan sus necesidades (afectivas o de supervivencia). El plano ideal, plantea que el niño pueda expresar prácticamente en su totalidad la hostilidad que se genera, casi tal y como se genera con ciertos lineamientos que no rebasen el desahogo de la misma. El plano real, plantea por desgracia que dicha hostilidad sucumbe ante las razones antes planteadas y que es reprimida, alcanzando niveles conflictivos para el sujeto y generando angustia. Este último planteamiento sería un elemento de origen para la neurosis del adulto, se insiste sin embargo en que no es el único.
 
Todo esto podría generar en el individuo una marcada desconfianza o actitud defensiva ya no solo ante sus padres sino ante los demás, y dos maneras de responder a dicha desconfianza. La primera compensándola, intentando ganarse la confianza y el favor de todos, generando las mismas conductas hiperadaptables, con la finalidad de conseguir el afecto o la aprobación tal cual ocurrió en su momento con sus padres, terminando a fin de cuentas por ser nuevamente relegadas las necesidades y deseos propios y generándose nueva hostilidad, con lo que el circulo neurótico se completa. La segunda reacción es admitiéndola, y consintiendo conductas de rechazo y desconfianza tales que le priven incluso de afectos sinceros y bien intencionados, sin desear ni reconocer e incluso sin aceptar ni el afecto ni la aprobación de los demás, por miedo a terminar relegando sus necesidades y deseos, sin prever que deja de por miedo una de las necesidades primarias, la de afecto.
De este modo el sujeto neurótico, cuyo mundo caótico le representa un entorno del que hay que desconfiar o al que hay que agradar casi a diario para que le permita subsistir en él. Terminará por generar alguno de los siguientes modelos, que le permitirán “atacar” tanto su rechazo y hostilidad hacia el mundo, como la angustia inherente a estas. Dichas respuestas a esta llamada “angustia básica”, serian: el cariño, buscando como se ha mencionado, el afecto de los otros, olvidamos el origen de la angustia y nos procuramos (a través de acceder a las necesidades y deseos de los otros antes que a los nuestros) el cariño y la aprobación de los demás. El poderío, el cual representa que si soy poderoso (por dinero, posesiones, capacidades, etc.) no me pueden hacer daño. La sumisión, ligada al cariño, representa la adaptación de las necesidades propias anteponiendo las ajenas por el simple hecho de “no resistencia” aunque con el inherente deseo de, cuando menos, conseguir cariño. Y finalmente, el aislamiento, es de los cuatro métodos el único que no afronta de alguna manera la angustia, se refiere como su nombre lo dice al alejamiento para evitar el riesgo de ser lastimado.



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PSICOLOGÍA CRIMINAL O PSICOLOGÍA CRIMINOLÓGICA EN MÉXICO
Una perspectiva psicosocial del area de interes de esta disciplina
El delito en México es un problema multifactorial, que radica en principios básicos sociopolíticos, como la desigualdad, la corrupción y la impunidad de instituciones inadecuadas que no mantienen un Estado legal y jurídicamente funcional.
Pese a que se presentan pasos en la dirección adecuada pareciera insuficiente la existencia de escuelas Criminológicas y sus respectivas ramas, así como de una incipiente Psicología Criminal. Ya que estas sin una adecuada aplicación, ni adecuación académica y disciplinaria (como ciencias), resultan insuficientes. 
La situación actual de la criminalidad en México y los planteamientos con los que se ha “combatido” a través de la llamada guerra contra el narcotráfico, parecieran volver cas banales los avances en Psicología Criminológica en México, ya que la aplicación de peritajes, los modelos de intervención readaptativos, de prevención y los tratamientos como la rehabilitación, así como los estudios estadísticos quedan reducidos en efectividad ante una mala legislación, un marco jurídico corrupto y anticuado y un Estado que actualmente vive una crisis económica, política y social. No existe en otras palabras un respaldo lo suficientemente fuerte que enmarque el quehacer científico de estas disciplinas.
Si bien no es el problema principal la corrupción, si es uno de los más amplios, ya que esta abarca a los órganos destinados a impartir justicia y plantear las leyes, de los cuales afortunada o desafortunadamente depende la Criminología, y la Psicología Criminológica.
Es responsabilidad de los profesionales, los investigadores y todos los miembros del campo científico de la Psicología Criminológica el no decaer, en el planteamiento de modelos de intervención, en la búsqueda de nuevos y mejorados campos de aplicación que vuelvan cada vez, con mayores y mejores resultados, el sistema Jurídico penal, funcional y moderno, características que lo volverán no solo adecuado sino ideal para la situación criminológica que se vive hoy por hoy en el país. 
Y es responsabilidad de la ciudadanía, propugnar con mayor integración al ámbito sociopolítico del que forman parte, la mejora de las instituciones gubernamentales, y de los órganos dependientes que legislan y aplican la ley. Ser partícipes y creadores de nuevas estrategias que permitan una actividad coherente en contra de la criminalidad que se experimenta en México; y conjuntamente con los profesionales, investigadores y científicos de la Criminología y la Psicología Criminal, plantear soluciones alternas que se enfoquen en los tres campos primordiales del estudio del fenómeno del delito, el cómo se delinque, quién o quiénes delinquen, y por qué lo hacen, y así mismo plantear y estructurar una intervención científica y ciudadana que permita intervenir, tratar y prevenir el fenómeno.
El cambio es de fondo, las iniciativas se solicitan de un momento a otro pese a reconocer desafortunadamente años de insuficiencia gubernamental, y autoinsuficiencia ciudadana; pese a no ser una labor fácil, es una labor posible, realizable y sobre todo, necesaria.

El punto de encuentro en el que se cruzaron la Criminología y la Psicología, es posiblemente un hito dentro ambas áreas de conocimiento; si bien la historia de ambas ha estado entrelazada e incluso es semejante, es cuando se encuentran, a primera conformada como ciencia, y la segunda interesada (nuevamente quizá) en la Criminología y por ende en el fenómeno criminológico, cuando se presentan los mejores avances tripartitos, de cada una por separado y del producto de dicho encuentro, la Psicología Criminológica.

La Psicología Criminológica es una rama, neocientífica que realza la importancia de la personalidad del sujeto que delinque, así como los factores biopsicosociales que intervienen ya no solo en la personalidad sino en la comisión, el cómo, el quién y el por qué, del delito. Identificados están los aspectos psicológicos de la criminología, y los aspectos criminológicos de la psicología, diferenciados en el hombre antisocial delincuente, y en los aspectos de evaluación psicológica o peritajes, por ejemplo.
Pese a ello, y pese a reconocer el enorme avance y auge que han tenido en México estas ciencias, terminan por ser otros los factores que vuelven compleja su situación. La criminalidad en el país es un problema que se está volviendo cada vez más difícil de manejar, y las respuestas gubernamentales y de la ciudadanía parecieran no solo insuficientes sino débiles. Todo ello, aunado otros serios problemas sociopolíticos, han llevado a un punto decisivo en la Psicología Criminal, e incluso, en la Criminología; si bien su labor se ha visto dificultada e impedida, es el momento en el que como toda ciencia, se verán en la necesidad de seguir contribuyendo a la mejoría efectiva de una sociedad que reconocidamente se ha vuelto caótica. 
El objetivo no es fácil, el camino recorrido ha sido adecuado pero corto a la vez, los pasos largos y en la decisión correcta, los avances determinantes están por venir, somos una amplia variedad de sectores que participaremos en ellos, está en nuestras manos, que las acciones se vuelvan determinantes y definitivas en una dirección positiva.
Comparto tambien un breve ensayo realizado por Amalio Blanco, catedratico de la Universidad Autónoma de Madrid. El texto se titula La zona Gris: una aproximación psicosocial a la violencia. Y aparecio en el numero 1 del presente año de la revista Mente y Cerebro.

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Call Center UNAM -Facultad de Psicología


La Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, pone a su disposición el Servicio de Atención Psicológica por Teléfono «Call Center UNAM«.
El cual está enfocado a jóvenes en situaciones críticas, con problemas de adicciones, familiares, de pareja, bullying, sexualidad, etc.
También brinda apoyo psicopedagógico y tutorías vía telefónica. 
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Psicoanálisis silvestre

Con alusión al documento escrito por el padre del psicoanálisis Sigmund Freud en 1910.

El psicoanálisis, es, valga la expresión, un arte; y no lo es porque este basado en la cultura, en lo bello o lo sublime o porque provoque a nuestros sentidos una exaltación casi inconcebible.
Es un arte porque requiere seguir su desarrollo encuadrado en una disciplina, es un arte porque se vale de la creatividad y talento de quien lo practica; consiste en una responsabilidad mediante la cual las aptitudes y capacidades del artesano, o el artista por decirlo así, del psicoanalista, dan o no un resultado favorable. Siguiendo con la comparación la obra del artista cautiva o no.

El psicoanalista, como el artista, no se desarrolla en cualquier individuo, sin embargo, a diferencia del artista, no es necesario un talento innato, si bien ayudaría mucho de principio. El punto central del escrito en el que Freud nos habla del “psicoanalisis silvestre o salvaje” es precisamente éste, no cualquiera es capaz de entender y reproducir los conceptos del psicoanálisis. Es por tanto un arte del cual, el cultivo, conocimiento y maestría, forman parte esencial.

Queda claro que no se pueden dejar de lado partes fundamentales, si se psiconaliza, se hace de forma completa, concisa y efectiva. No se pueden tampoco dejar de seguir los parámetros de la terapia, se debe tener cuidado con lo que se le dice al paciente, y sobretodo, se debe conocer con certeza, todo el panorama que abarca este arte llamado psicoanálisis.

Cuando se piensa en la posibilidad de conseguir curar o superar una enfermedad de tipo neurótica, a través de su justificación en la somatización del paciente; como dice Freud, todo parece facilitarse de forma extraordinaria; sin embargo, es como si el paciente se plantease para sí mismo una razón que le deje tranquilo, basada en encontrar una causa al estado anímico respecto a las condiciones orgánicas; y a esa conclusión, cualquiera podría llegar, sin necesidad de médicos. Un origen psicológico respecto al origen orgánico, inhabilitaría la utilidad de la psicología. No podemos olvidar lo subjetivo, hacerlo sería perder esa parte exquisita, de la neurosis científica, en que no todo se basa en ver para creer.

De este modo el médico, no adrede claro está, puede perder el fin esencial de la terapia, y entre ello olvidar el propósito del psicoanálisis o peor aún el del psicoanalista también. Por el manejo que se da del caso, un médico puede desvirtuar la razón primera que ha causado el diagnóstico ya conocido; eso, claro está, si por fortuna se ha obtenido un diagnóstico adecuado y correctamente establecido. Después, podría dar una solución con varios detalles erróneos: el primero, ser innecesaria o no ajustable al padecimiento que se pretende erradicar, por ser éste equivocadamente diagnosticado; el segundo, dar una orden expresa, mediante la confianza de ser “el médico” y dictaminar cómo y por qué el paciente debe seguir su consejo para recuperarse. Y tercero y último, un arma de doble filo, decir al paciente con total honestidad, de forma tan directa, y en un momento tan pronto, sus padecimientos, qué los causa y dónde y por qué está el problema (a su criterio); porque o bien inclina al paciente a una negación indefinida (casi inevitablemente) o bien, en algunos casos, después del reniego del médico y de su dictamen, y de la represión de la enfermedad y la causa de ésta a nivel psicológico, el paciente tiende a aceptar y encaminar su conducta hacia ciertos parámetros que después de todo, conducen a la curación.

El psicoanálisis salvaje, es un arte no controlado aún, como su nombre lo dice, no ha sido domesticado por quien lo practica. Quien incurre en éste, sólo carece del conocimiento necesario, y por tanto (según Freud, y coincido) no debe ser considerado un criminal; si bien sus actos parecieran verdaderos ataque directos hacia lo que hoy en día, y en ese tiempo, se conocía como psicoanálisis; hacia su aplicación y método ya de por sí tan cuestionados. Sin embargo, este camino es el que parece tener que atravesar el psicoanálisis en su búsqueda de volverse doméstico, comprensible y practicable, ha avanzado, librando obstáculos, que le fortalecen y enriquecen. Con todo y por lo mientras, el psicoanálisis es un lujo que se adquiere, tras el reforzamiento de su conocimiento, y el ser psicoanalista sólo lo da el hecho puro y nato de domesticarlo para sí, y luego, para los demás.


Si esta ya dicho por Freud, es una verdad que como todo con el tiempo, se ha modificado, el Psicoanálisis comienza a ser menos salvaje, pero se cruzo la linea con demasiado ímpetu y se le domesticó en demasía, se vende ahora como un producto al mejor postor, parte de lo sublime en esta disciplina es la libertad con la que recorre de un lado a otro la psique del analista, y la psique del paciente; se le puso precio al arte, se le convirtió en un producto. Queda en los psicólogos con orientación psicoanalítica, y en todo aquel que se encuentre cautivado por este arte, volver a convertirlo en un servicio a disposición del cliente, y no en un producto que ha de pagar con elevado costo como si de un lujo se tratara.
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