Teoría General de la Frustración de S. Rosenzweig

por Cinthya Trejo Z. y Fernando Arrieta L.

 

             Esta teoría de la frustración de acuerdo con Rosenzweig expresa en forma concreta un punto de vista psicobiológico, que a su vez proporciona una reformulación de conceptos psicoanalíticos teniendo en cuenta este concepto.
La defensa y respuesta psicobiológica del individuo se manifiesta bajo 3 niveles. 
                           1-    A nivel celular o inmunológico
                           2-    A nivel autónomo o de urgencia
                           3-  A nivel cortical o de defensa del yo. (defiende la personalidad contra la agresión psicológica).
 
De este modo Rosenzweig bajo la definición mencionada antes, en la que identifica la frustración como un obstáculo más o menos insuperable en el camino hacia satisfacer una necesidad distingue dos tipos básicos de esta.
            Frustración primaria o privación: se caracteriza por la atención y la insatisfacción subjetiva que se deben a una impotencia ante la ausencia de una situación específica necesaria (deseada o requerida) para el apaciguamiento de una necesidad activa. Como por ejemplo, el hambre.
            Frustración secundaria: se caracteriza por la presencia de algún obstáculo el cual sigue alguna de las siguientes clasificaciones.
            Obstáculo pasivo: de características insensibles sin que este sea por si mismo amenazador. Imposibilidad.
             Obstáculo activo: además de carácter insensible es peligroso por sí mismo, es decir, que este obstáculo es una situación que produce a la vez una insatisfacción y un peligro de igual modo. 
 
Ambos tipos de obstáculos pueden ser externos e internos. Como se explica a continuación:
1.- Obstáculo pasivo externo: objetos no amenazantes que se encuentran entre el sujeto y la meta. Por ejemplo. Cuando la puerta del refrigerador está cerrada o atorada y la persona con hambre no puede abrirla.
2.- Obstáculo activo externo: objetos dañinos que se encuentran entre el sujeto y la meta. Por ejemplo, si alguien impide sacar algún alimento del refrigerador en todo el día sin dejarnos comer.
3.- Obstáculo pasivo interno: impotencia del sujeto al no poder llegar a su meta.
4.- Obstáculo activo interno: conflicto originado por el encuentro entre dos necesidades de tendencias opuestas. Por ejemplo, no poder salir a jugar porque está lloviendo (la necesidad de recreación vs. la necesidad de autoprotección).
Por último en lo que respecta a frustración las respuestas que los individuos tienden a dar son clasificadas por Rosenzweig respecto a la importancia que tiene en la defensa de la necesidad o incluso del yo.
 
          De este modo tenemos las respuestas que se presentan según las necesidades que se hayan frustrado. 
 
«Las respuestas de persistencia a la necesidad, en el que no se toman en cuenta las complicaciones si no el destino de la necesidad frustrada; es una respuesta constante después de toda frustración»
 
             Por otra parte las respuestas de defensa del yo en las que está en juego algo mucho más complejo como es la personalidad completa, se enfoca así en lo que representa la frustración para la estructura del yo sin importar la necesidad insatisfecha solo la sensación de insatisfacción.
 
             
 
         Por último, tenemos el predominio del obstáculo, en la que el sujeto basa su manejo en la racionalización del estimulo, en el que tan importante sea o no para el, se enfoca en que le obstaculiza sin importarle mucho lo demás.
            Estas últimas se dividen respecto a la canalización de la frustración mediante el estilo de manejo o respuesta, de la siguiente forma:
  Respuestas extrapunitivas: el individuo atribuye la imposibilidad de alcanzar su meta (su frustración agresiva) a personas o cosas exteriores. Las emociones asociadas a esta estrategia de afrontamiento son la cólera y la irritación, y el mecanismo de defensa utilizado básicamente es la proyección.
  Respuestas intrapunitivas: el individuo atribuye agresivamente la responsabilidad de encontrar un obstáculo entre su meta y el, a sí mismo. Las emociones identificadas cuando los jóvenes afrontan la frustración de esta manera son la culpabilidad, la subestimación y los remordimientos sin embargo carece de la autocritica; así mismo se encuentran el aislamiento y el desplazamiento como los mecanismos de defensa frecuentes.
  Respuestas impunitivas: en estas el individuo no encuentra la agresión ni el atribuirle la causa de su insatisfacción como fundamento de la estrategia. Maneja un intento de evitar formular un reproche, una crítica o un reclamo tanto a factores externos como a sí mismo; el individuo intenta encarar la situación frustrante de forma conciliadora. Refleja emociones como la impotencia, el desasosiego y si el manejo carece de sentido práctico incluso llega a presentar depresión. En este caso el mecanismo empleado comúnmente  es la represión y la evasión.

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CONDUCTA Y SALUD

 

CONDUCTA Y SALUD

Por Ramon Vasco V.


Durante mucho tiempo, las enfermedades infecciosas ocuparon la mayor parte de la investigación médica, debido a que eran las principales causas de mortalidad, situación muy frecuente a finales del siglo diecinueve y aun a principios del siglo veinte. No obstante, poco a poco la atención comenzó a centrarse en padecimientos derivados de conductas de riesgo y estilos de vida poco saludables que acarreaban enfermedades tales como cáncer, problemas cardiovasculares, demencia, etc. Los países tercer mundistas son quizá los más afectados, debido a la situación económica que enfrentan, pues además de ser más vulnerables a epidemias infecciones, el estilo de vida que tienen no es tan saludable como el de países más avanzados, por ello, el riesgo de presentar alguna condición médica grave está siempre latente.
La conducta es sin duda un factor crucial en el bienestar de las personas, ya que nuestra forma de comportarnos determinará en gran parte si queremos estar bien o adoptar una forma de vida poco benéfica que nos lleve a la enfermedad. Aun cuando muchas enfermedades son ocasionadas por factores externos, la vulnerabilidad y la exposición a estos agentes está también determinado por el comportamiento de las personas; incluso aun cuando la enfermedad ya se ha manifestado, la conducta influye mucho en la recuperación y el seguimiento del tratamiento. 

 

El interés por el estudio de la conducta con relación a la salud (o enfermedad) ha permitido la creación de estrategias y métodos de prevención a fin de erradicar o por lo menos disminuir conductas que conllevan a enfermedades. Muchas campañas de salud giran en torno a fomentar la higiene y la sana alimentación para prevenir enfermedades infecciosas, al uso de métodos de protección para no ser contagiado por enfermedades de transmisión sexual, a la actividad y ejercicio físico para combatir el sobrepeso y con ello evitar la aparición de problemas cardiovasculares o la diabetes, o hasta campañas contra el alcoholismo y las adicciones. El que las personas atiendan a estas medidas y opten por un estilo de vida saludable es algo que pudiera considerarse como optativo, especialmente en aquellos lugares donde las condiciones y recursos realmente lo permiten; porque, que pasa con las comunidades en donde la escasez de agua, de recursos alimenticios, de facilidades de atención médica, etc. no son lo suficiente como para que la gente pueda tener la facilidad de optar por una forma de vida sana. Es decir, en países desarrollados, el adoptar un estilo de vida sano es cuestión de decisión, en contraste con los países subdesarrollados en donde las condiciones no permiten que la gente pueda optar libremente por un modo de vida saludable por tantas limitaciones que su medio precario les presenta.
Dentro de las conductas de riesgo se puede hacer una especie de distinción entre aquellas conductas o hábitos comunes a toda la gente (no lavarse las manos, no abrigarse, etc.), hasta aquellas en las que solo un sector de la población incurre, tal es el caso de elegir un hábito perjudicial (no hacer ejercicio, comer en exceso, fumar, etc.).
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